Dios mío, la adversidad me hace más fuerte y lo fácil me tienta, pero es un narcótico espiritual.
Todos somos triturados en la vida, y sólo así evolucionamos y maduramos.
Señor, no es que sea necesario sufrir para aprender y que estemos en un valle de lágrimas.
Existe una ley de polaridad y siempre se alternan luz y sombra, gozos y desdichas.
Padre, nadie está exento de penas. Con amor sigo hasta la cumbre aunque quiera abandonar.
Si miro hacia atrás puedo reconocer que he aprendido mucho más de las derrotas que de los triunfos.
Amado Dios. lo que llamamos “mal” es tantas veces una bendición y una oportunidad para cambiar.
Todo está bien ordenado en el plan divino en el que la basura sirve de nutriente a las plantas.
@gonzalogallog