Sé sabio y ama la soledad que, en realidad, no existe. Nunca estamos solos.
Te sientes sol@ por no ser consciente de la amorosa y constante presencia de Dios.
Todo cambia cuando Dios no es para ti una palabra, sino el amado de tu alma.
Dedícate a tenerlo en el primer lugar, amarlo, alabarlo adorarlo y darle gracias.
La soledad del orante es una soledad con Dios. Jesús se retiraba muchas noches a un lugar apartado.
Lo hacía para estar en comunión con Dios y lo mismo hicieron Buda, Lao Tse, Rumi o Krishnamurti.
En el budismo se enseña a orar en soledad en silencio y en total quietud. Es la práctica del Vipasana.
Medita, ama el silencio y, con Dios, libera odios, iras, rencores y tristezas. Ámate y ama.
@gonzalogallog