Beethoven afrontó penalidades en su infancia, y sobrellevó su terrible sordera sin claudicar.
Varias de sus obras inmortales fueron compuestas cuando estaba zarandeado por la adversidad.
El gran compositor apeló a su fe, su compromiso con Dios y con su misión en el arte.
Nos mostró lo que alguien obtiene cuando la esperanza es más fuerte que el desespero.
Avanza dispuesto a derrotar la incertidumbre, sortea los obstáculos y confía a toda costa.
Según los chinos, el ser humano debe aprender las lecciones del viento, si quiere ser feliz:
“Pasa, ahora con suavidad, luego con firmeza, y logra mover las ásperas ramas de un fuerte pino.
No se rinde. Se cuela por cualquier fisura, por algún lado se abre camino y lleva el polen a su destino”.
@gonzalogallog