Es cómodo para los humanos dejar que otros tomen decisiones que afectan su vida.
Lo común es dejar que los sistemas, las religiones y las ideologías piensen por ti.
En lugar de pensar y cuestionar, el humano pone en manos de otros las decisiones importantes.
La iglesia y sus dirigentes deciden qué creo, cómo pienso, cómo me visto, tengo sexo y me alimento.
Por su parte, lo normal es que cada religión atribuya a Dios todas las normas y prohibiciones.
Si te atreves a mirar todo eso como es, o sea, como humano y no como divino, eres juzgado y excluido.
Al menos ya no eres quemado o torturado, pero si eres un hereje, un rebelde o un blasfemo.
¡Tú piensas o eres la dócil ovejita que cree todo lo que le dicen? No delegues tus decisiones.
@gonzalogallog