Hace siglos un rey anunció: Cualquier joven inteligente, correcto y que ame de verdad podrá sucederme ya que no tengo hijos. 
En una aldea lejana, un joven se dijo: Yo puedo, pero soy muy pobre. Entonces trabajó duro, compró ropas finas, joyas y emprendió el viaje.  Cerca ya del reino vio dos mendigos. Se conmovió, pero descubrió que uno era un farsante y no le dio nada. 
Al otro le compró unas herramientas para que trabajara, le dio ropas nuevas y algo de comida. 
Después vio a una mujer con un niño y gritaba: Mi hijo tiene hambre. Les dio alimento y le compró unos dulces para que vendiera algo sin mendigar. 
Llegó al palacio y, qué sorpresa cuando vio al rey y a su consejero: ¡Oh, ustedes eran los mendigos!
Entonces entró una criada con agua para saciar su sed. Sorprendido exclamó: ¡Usted es la mamá del niño pobre! 
 Sí, asintió el rey, así es, pasaste la prueba porque amas con inteligencia. Quédate conmigo y aprenderás a gobernar. 
@gonzalogallog