Amarte es decirle adiós a la culpa que usan los credos y la sociedad para manipular y castigar.
De ella brotan plagas como estas: remordimiento, autorrecriminación, masoquismo y victimismo.
La culpa genera enfermedades, tendencia a accidentes y, en caso agudos, mueve al suicidio.
La culpa suele estar asociada al pecado que inculcan muchos mal llamados “líderes religiosos”.
Son mercaderes de una supuesta salvación, obsesionados con el castigo y sus propias culpas.
La culpa es fuente de furia que puede desembocar en autoflagelación o en actos de crueldad.
Ámate, saca de tu ser a un Dios de temor, crece en compasión y no culpes ni te culpes.
La culpa es una ladrona de energía vital. Dios no juzga, ni castiga, solo sabe amar.
@gonzalogallog