Este mes es crucial para Caldas, ya que se lleva a cabo el segundo período de sesiones extraordinarias de la Asamblea Departamental para discutir, y esperemos, aprobar el Plan de Desarrollo 2024-2027. Este documento es el fruto de un proceso participativo que integró las voces de más de 10 mil ciudadanos de nuestros 27 municipios, reflejando un esfuerzo administrativo por hacer este proceso inclusivo y representativo.
El resultado de ello es un Plan que aborda las necesidades más urgentes de Caldas, desde la infraestructura hasta el impulso del turismo y la agricultura, sectores con un enorme potencial para transformar nuestra economía. Con una inversión proyectada de $4.325 billones, incluido un rubro para entidades descentralizadas, el Plan se distribuye en cuatro líneas principales: sostenibilidad social y humana, ambiental, institucional y movilidad y desarrollo competitivo. Este esfuerzo económico es ambicioso, pero necesario, considerando las infinitas necesidades de los caldenses y los recursos limitados del Gobierno.
Este Plan de Desarrollo nació de la gente y para la gente, teniendo en cuenta sus más apremiantes necesidades. Es una promesa de un futuro más próspero y equitativo, mirando siempre hacia adelante y sin perder de vista el presente de nuestra comunidad. La Asamblea juega un papel crucial en su puesta en marcha. Su tarea no solo es aprobar el Plan, sino garantizar que se ejecute de manera efectiva, asegurando que cada peso invertido se traduzca en mejoras tangibles para la vida de todos los caldenses. Este es un momento de reflexión y acción en el que estoy seguro que la dedicación, los buenos oficios y el estudio serio por el que se ha caracterizado esta corporación, permitirán un resultado favorable para el departamento que todos amamos.
En estos días de sesiones, los diputados tienen la responsabilidad de dialogar, debatir y, finalmente, decidir el curso de nuestro departamento para los próximos cuatro años. Además de reiterar que fue hecho con plena conciencia y con rigurosidad técnica, quiero expresarles que este Plan es más que cifras y objetivos; es la esperanza de miles de caldenses que ven en él la posibilidad de un futuro mejor. Anhelo que así también lo vean y trabajemos unidos, cada uno desde su rol, por sacarlo adelante.
A medida que las sesiones avancen, es vital que nuestra Asamblea Departamental mantenga, como es costumbre, su visión clara y su compromiso firme con las necesidades de la gente, mucho más cuando emprenderán la tarea de recorrer el territorio y tendrán la oportunidad de escuchar a los ciudadanos cara a cara. El éxito de este Plan y, por ende, del futuro del Caldas que me sueño, también está en sus manos y en la decisión personal de que los intereses políticos y personales estén al final de las prioridades y que cada miembro de su equipo y el mío pongan por encima de todo a las comunidades.
El destino de Caldas está ahora en sus manos y, con esperanza y determinación, creo firmemente que avanzaremos hacia un futuro próspero y más equitativo. Que este periodo de sesiones extraordinarias se convierta en el catalizador de grandes cambios en favor de todos los caldenses.