Por ahora el que repite soy yo, pero no solo en mis críticas al presidente Petro del que bien podría ocuparme dados sus permanentes incumplimientos, sino del fútbol. El 18 de diciembre sabremos si alguno de los campeones que llegaron a octavos de final: Brasil, Francia, España, Argentina o Inglaterra agrega un nuevo trofeo a su palmarés. Los convocados a disputar el campeonato cada vez son más, 32, entre los que no se cuenta el equipo de Colombia pues fracasamos en la eliminatoria suramericana, nadie nos hizo el cajón; los buenos resultados en los campeonatos de 2014 y 2018 nos hicieron creer que alcanzaríamos cupo para un nuevo campeonato, pero esta vez, simplemente fuimos inferiores. Aquellos triunfos nos hicieron creer que continuaríamos o repetiríamos los logrados, con presentaciones memorables bajo la dirección de Pekerman, sin considerar que nuestra selección solo ha obtenido el boleto para acudir a esa cita en contadas ocasiones, 6 de 22 campeonatos. Este que se juega en Catar en estadios modernos llenos de espectadores a los que les gusta este deporte y aficionados que apoyan a sus equipos es un éxito, no obstante, la oposición de partidos políticos o grupos ambientalistas que siempre se quejan, tanto que hacen parte del programa que, seguirá como ocurrió siempre; no se olvide que el torneó se jugó en Italia en tiempos de Mussolini, en Chile cuándo Pinochet, en Argentina con gobierno militar y en Rusia con Putin que también pasará, como les ocurrió a los primeros a quienes el fútbol no les dio más poder y menos popularidad.
Colombia se inició en el campeonato de Chile en 1962 (que Belisario rechazó celebrar) y, no obstante que fuimos últimos en el grupo que nos correspondió, el gol olímpico de Marcos Coll, y el empate frente a Rusia nos hicieron sentir triunfadores, recuerdo que la camiseta de estos tenía las letras CCCP, que indujo a señalar que significaban: Con Colombia Casi Perdemos. En Italia el gol de Fredy Rincón a pase de Valderrama que nos permitió empatar con Alemania bastó para sacar pecho. Asistí al campeonato en Francia (1998) y disfruté del triunfo ante Túnez; allí nació el “Sí se puede” (que el “Bolillo” Gómez entrenador con Colombia también llevó a Ecuador y, que Luis Fernando Suárez entrenador en este campeonato de Costa Rica también usó para levantar la moral del equipo que luego de perder estruendosamente, le ganó a Japón). Solo pequeños triunfos, hasta llegar al mundial de Brasil 2014, en donde bajo la dirección de Pékerman y la extraordinaria participación del equipo con un James Rodríguez majestuoso, goleador del torneo (seis goles y el mejor gol, frente a Uruguay) el equipo logró la mejor presentación de toda su historia. Cuesta entender que la afición le cobre ahora a James el fracaso de la última eliminatoria, que es colectivo y no individual, alguna culpa tendrían además, los dirigentes, que desecharon al técnico.
Este campeonato que, luego nos dirán cuántos lo vimos por televisión, ya ha tenido partidos memorables y resultados insospechados, entre los primeros los triunfos de Brasil contra Serbia y Suiza y de Francia contra Dinamarca o España contra Costa Rica y, entre los segundos el triunfo de Arabia Saudí frente a la Argentina o el de Japón ante España que casi las sacan de los octavos de final, que enfrentan a dos planteles de Sur América, dos de África, dos de Asia, uno de Norte América, uno de Oceanía y ocho de Europa.
Cuándo este artículo se publique se habrán jugado los octavos de final, esto es quedarán dieciséis equipos que se reducirán a ocho; al momento de remitirlo, ya han ingresado a cuartos Países Bajos, Argentina, Francia e Inglaterra. De lo que pasará en cuartos podría uno soñar que el campeón será una sorpresa, esto es que no será alguno de los presentes que ya lo ha ganado, esto es Brasil (5), Argentina (2) Francia (2), Inglaterra (1) y España (1) (los otros dos ganadores, Italia (4) no clasificó y Alemania (4) y Uruguay (2) fueron eliminados), pero, ello, no obstante, por el contrario, creo o mejor espero, que las semifinales se jugarán entre Brasil, Francia, España y Argentina. Aun cuando, desde luego, no soy especialista y, mucho menos adivino, un simple aficionado que, por ello mismo aspira a ver encuentros memorables.