Una verdadera reforma agraria requiere de muchos ingredientes para poder garantizar soluciones y resultados a las necesidades exhibidas por las comunidades que las solicitan. Estudios de agronomía, agrología, topografía, suelos, riego, climatología, vías de comunicación, centros de mercadeo y acopio, crédito y suministro de insumos, infraestructura y servicios domiciliarios son determinantes para desarrollar una zona con proyectos productivos. De igual manera se debe seleccionar la vocación, experiencia y conocimiento de la comunidad involucrada, respetando su cultura ancestral y su entorno, donde no se afecte el arraigo por su tierra y región.
Por estos días donde el tema de reclamos de tierras por parte de población marginada abre el debate de adquirir predios para repartir, no se han tenido en cuenta las observaciones de párrafo anterior, solo han tratado el tema los representantes de gobierno y de los ganaderos con intensión de vender, no se conoce la aptitud de estos predios para llevar a cabo un proyecto productivo que garantice el bienestar y el futuro económico de sus beneficiarios.
En el Cauca, Chocó y la Guajira los reclamantes son comunidades arraigadas por siglos a entornos geográficos particulares, donde el clima, la sequía, las altas precipitaciones y la poca fertilidad de los suelos, exigen un acondicionamiento previo. El orden público es otro punto a tener en cuenta, son grupos de campesinos curtidos por los efectos de la violencia en especial aquellos que han estado involucrados con grupos armados o cultivos ilícitos.
No es lo mismo ser pequeño o mediano agricultor como el boyacense o el caficultor de Caldas que el labriego de cultivos de pan coger de las montañas caucanas, donde sus explotaciones son con sentido de subsistencia.
Ser propietario de un predio rural da estatus y más cuando por años ha sido el anhelo de muchos, pero hay que tener mucho cuidado de no trasladar un foco de pobreza y necesidades de un sitio para otro. Si van a cambiar el destino en la vida de campesinos sin tierra por propietarios de parcelas productivas, dentro de un entorno viable y digno, bienvenidos.
Por siglos han sido los campesinos los encargados de producir nuestro sustento, en la pandemia fueron los responsables del abastecimiento del hombre citadino, estamos en mora de suministrarles el infinito número de carencias que sufren desde los sitios de trabajo, falta de vías de acceso, escuelas y puestos de salud, electrificación y agua potable, crédito, mercadeo y asistencia técnica, seguridad, este último el más importante de todos, donde han colocado su cuota de dolor por la muerte de sus familiares víctimas del conflicto o el reclutamiento de sus hijos por parte de los actores armados.
Es un tema espinoso donde se involucra la parte social, étnica, política, técnica, económica y de seguridad nacional. Ojalá haya un consenso que brinde luces a este problema que tiene muchos años de espera y exige una pronta solución.
No olvidemos que el tema de los cultivos ilícitos está en la agenda de las relaciones multilaterales, y es prioritario en algunas regiones donde la coca, la marihuana y la amapola se convirtieron en renglones productivos con una carga social muy delicada. Por eso el tema de una reforma agraria tiene hasta ahora mucha tela de donde cortar.