Narraba el gran escritor alemán Stefan Zweig en el libro “Momentos estelares de la humanidad”, acerca de su compatriota, el músico Friederich Handel, indicando que el artista después de sufrir una apoplejía en la que su médico de cabecera señaló: “el músico se ha perdido para siempre”, en un acto de tremenda resistencia y decisión del espíritu, decidió viajar de Londres donde tenía su residencia rumbo a las aguas termales de Aix-la-Chapelle (Aquisgrán, Alemania), villa en la que encontraría, después de meses inmerso en las propiedades medicinales de sus cálidos manantiales, la mejoría que permitiría su retorno del “Hades”, su momento de inspiración para crear “El Mesías”, una de las piezas cumbres de la música universal.
Después de leer este episodio que narra Zweig, era irremediable recordar nuestras múltiples fuentes termales en Caldas, tan decididamente puestas por la naturaleza brotando de las montañas y ofertando enormes potencialidades de desarrollo económico, bienestar y salud para los habitantes de este territorio.
El aumento de la población en la tercera edad y las dolencias físicas propias de los años, han encontrado una alternativa preventiva y terapéutica en el uso de las aguas termales, siendo usadas las propiedades químicas y térmicas de sus manantiales en distintos tratamientos médicos por variados sistemas de salud en muchos países, principalmente en Europa, donde se alzan balnearios con una amalgama de propuestas medicinales para procedimientos “reumatológicos, patologías bronquiales y enfermedades del sistema digestivo”. Los avances terapéuticos alcanzados con el uso de las aguas termales en el continente europeo han facilitado el desarrollo de una especialidad en la medicina conocida como hidrología médica, impactando con notorio éxito en la mejoría de las condiciones de vida de los ciudadanos que realizan tratamientos bajo esta especialidad. En Colombia, hay que decirlo, estamos en mora de adaptar en nuestro sistema de salud estas alternativas, literalmente estamos desperdiciando las aguas termales de nuestro país.
Las bondades de las aguas termales no se limitan solo a sus usos médicos, países como Portugal, Alemania, España, Francia y Austria han desarrollado alrededor del termalismo una auténtica infraestructura de turismo, basando su estrategia en la promoción de destinos con concepto de turismo de salud y turismo de bienestar. Sorprende positivamente el caso español, país que cuenta con cerca de 120 balnearios termales, más de 2000 fuentes termales y promedios de un millón trescientos mil (1.300.000) turistas extranjeros que visitaron estos centros de bienestar, donde, además, según fuentes oficiales en el año 2019 se generaron “más de 3.500 millones de euros en ingresos directos e indirectos y contribuyó a la creación de más de 40.000 empleos”.
En Colombia el sector termal registra más de 300 fuentes termales, destacándose los desarrollos en infraestructura turística en lugares como Paipa en Boyacá, Santa Rosa de Cabal en Risaralda y por supuesto Villamaría, Caldas. El potencial es enorme, y el mercado turístico demanda de este tipo de ofertas de bienestar y salud, el reto sin duda es profesionalizar el sector. Entusiasma saber que en el territorio de Caldas se encuentran el 10% de las emanaciones termales del país, destacándose Villamaría como el municipio del Departamento con el mayor número de establecimientos balnearios termales. Desde 2017, año en el que inician los acercamientos que desembocaron en el hermanamiento entre Caldas de Reis, España y Villamaría, la visión del termalismo caldense fue dotada de elementos comparativos a nivel internacional, desatándose desde la fecha, hasta hoy, importantes cambios en las disposiciones de las albercas de aguas termales, comprendiéndose que estos espacios debían mutar a propuestas más próximas a experiencias de bienestar y no al simple chapuceo masivo. Este sector importante del turismo demostró la efectividad de la integración de actores públicos y privados, desarrollándose varios congresos iberoamericanos de termalismo en Villamaría y Manizales; se gestionaron recursos para la creación de una marca destino termal, esfuerzo que se fue al garete por esa obsesión de nuestros mandamases por no reconocer lo bueno de sus antecesores; se financiaron varias cohortes académicas para que decenas de caldenses se formaran con la Universidad de Vigo, alcanzándose a realizar estudios en conjunto con esta universidad española y la Universidad de Caldas para la caracterización de las aguas mineromedicinales que emanan del contorno del Parque Natural Nacional de los Nevados. Los resultados anunciaban promisorias realidades y la continuidad era un imperativo para garantizar más cosechas valiosas para el sector termal de Caldas.
Expertos en turismo concluyen que el termalismo impacta en “la generación de empleo, el fomento de la inversión, la diversificación económica, el impacto en la cadena de suministro y la conservación de los recursos naturales y culturales”, esto es evidente en lo logrado en el territorio de Villamaría con las actividades de turismo de bienestar que se han emprendido en los últimos años, también en la prospectiva del sector termal en el mundo. La pandemia y más recientemente la declaratoria de alerta sobre el Nevado del Ruiz, ha golpeado duramente el termalismo de Caldas y es apremiante que el próximo Gobernador de Caldas enfoque energías institucionales en fortalecer este sector, construyendo sobre lo construido, siendo fundamental articular decididamente con quien también ocupe la Alcaldía de Villamaría las acciones que permitan ambicionar mucho más en la materia.
Los dos candidatos que actualmente lideran las intenciones de voto para la Gobernación de Caldas, han tenido contacto directo con el hermanamiento entre las municipalidades de Caldas de Reis y Villamaría, ambos comprenden los efectos que una economía termal organizada puede llegar a tener sobre un municipio como Villamaría y su entorno territorial, siendo llamados a incluir en sus propuestas de desarrollo económico el termalismo como capítulo diferencial.
El sector termal en Caldas es maduro, sus empresarios no han demostrado temor frente a la trasformación de sus negocios, virando sus establecimientos enérgicamente hacia ofertas turísticas de salud y bienestar de primer nivel, siendo ellos fundamentales en las perspectivas futuras de la economía de todo el territorio del centro-sur caldense. Aquí hay grandes oportunidades, pero el sector público no puede ser un gran ausente, deberá enfocar esfuerzos para promover más investigación de las propiedades de las aguas mineromedicinales de la zona; fomentar la formación académica en turismo termal, hidrología médica y saberes de bienestar; además, no debe descartar esfuerzos por pensar en la posibilidad de desarrollar estrategias en acciones de termalismo social. El reto es grande, pero los resultados premiarán la gestión de quien decididamente haga su apuesta en las aguas termales de Caldas.