La fácil, porque estoy implicado, fui asesor en arquitectura y urbanismo de Ideas Más durante su truncada existencia, lo cual me mantuvo cerca de las intimidades del proceso, de sus desvelos, satisfacciones y alegrías. Segundo, porque la ética profesional del arquitecto exige anteponer sus veleidades en función de la salvaguarda de la ciudad. Y tercero, porque considero que la Línea 3 del cable aéreo es mucho más que unir dos puntos, Cámbulos-sector de El Cable. Su importancia radica en que es un proyecto que implica la creación de nuevos hitos y nodos urbanos, y en particular, satisfacer parte de la estructura de una ciudad que tiene en su imaginario, visión de largo plazo, el compromiso de hacer de ella un territorio de la educación, la ciencia y la cultura bajo el liderazgo del proyecto Manizales Campus Universitario.
La falta de una apropiada o incipiente cultura de la planificación, a diferencia de ciudades como Bogotá, Medellín o Barranquilla, entre otras del ámbito nacional, que en razón de tener una visión holística de lo urbano consideran el espacio público como la columna vertebral que define la vida en la ciudad, aunado al hecho de que gran parte de burgomaestres y funcionarios municipales cree firmemente que estos (el cable por ejemplo) son proyectos meramente técnicos, ha causado inconcebibles atropellos a la estructura urbana de una ciudad que, como todas, demanda una visión integral del desarrollo.
Un rápido paneo a nuestra historia nos puede arrojar luces para entender el sentido de este escrito. Después de surtir un sin número de vicisitudes y penurias, los colonos antioqueños se instalaron aquí, en estas tierras. Habían adaptado las leyes de indias a las nuevas necesidades y sabían, desde tiempos inmemoriales, cómo trazar sus recintos urbanos. Un agrimensor acompañado de una vara definía la plaza, las calles y carreras con la certeza de que su trabajo sería continuado en el futuro, el modelo de “tablero de ajedrez”, estaba impreso en su memoria y les había servido desde antaño para hacerse al lugar.
Luego de los incendios del 25 y el 26, que arrasaron con la población, surgió de entre las cenizas la ciudad republicana, la cual mantuvo la misma estructura, a pesar de algunos entusiastas que proponían ajustarla a la manera de lo hecho por el Barón de Haussmann para el París napoleónico. Ornamentada con capiteles, frontones, balaustradas y dotada con bellísimos parques a la manera de la “Belle Époque”, centró su preocupación en la calidad de sus espacios públicos, hecho ponderado por Karl Bruner, el urbanista austriaco que vino a Colombia años después con el encargo de modernizar Bogotá. En respuesta a la invitación de los manizaleños de ese entonces, diseñó una sugestiva, visión de la ciudad. Seducido como estaba por la extraordinaria riqueza ambiental que caracteriza nuestro territorio, se soslayó en visualizar lagos, parques, urbanizaciones y alamedas, incluso una especie de teleférico para sortear las empinadas pendientes y, la ciudad continuó, como si nada, desconociendo la mayoría de las propuestas, salvo el barrio La Estrella, del urbanista Vienés.
Enfrentados a las exigencias del mundo moderno, surgió la necesidad de construir la Avenida Santander, una obra que respondió rigurosamente a las exigencias del terreno. Tenía por encargo orientar el desarrollo y, simultáneamente, ser el lugar de encuentro más significativo de la vida urbana. Vinieron los POT, en el momento justo de una ciudad que había empezado a descuadernarse. Aún hoy seguimos con la misma tendencia, dada la inexistencia de un propósito común.
Intento memorable fueron las Piezas Intermedias de Planificación, PIP, solo se alcanzaron a aprobar 4 de las 11 que constituían el trasfondo de una renovación moderna, orgánica e incluyente, que por falta de una acertada estrategia de socialización y por el desconocimiento ciudadano fueron descartadas, perdiéndose así la oportunidad de avanzar a, mi juicio, en la dirección correcta. Toda visión de desarrollo exige un escenario urbano que responda a ese propósito.
Cuando Bilbao, en el país Vasco español, dejó de ser una urbe industrial, además del hollín, lastre de su pasado siderúrgico, dejó a la gente sin empleo, decidieron estructurar una nueva visión para rescatar la ciudad y transformarla en un recinto de cultura. Hoy por hoy el mundo entero acude expectante a este hito de la buena arquitectura, las bellas artes, la ciencia y el saber.
En la pasada Administración municipal la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional, mediante la conformación de un cualificado grupo de profesionales, se puso a la tarea de diseñar el escenario urbano para el Proyecto Manizales Campus Universitario, el cual propone articular las diferentes universidades, recuperar nodos urbanos destruidos al ser convertidos en intersecciones vehiculares, crear espacios para las bicicletas y los transeúntes y lugares para el encuentro ciudadano. Una apuesta que bien vale la pena continuar si estamos decididos a llevar el modelo de ciudad educadora a puerto seguro. Toda obra pública debe concebirse con vocación de perennidad, es decir, tener la posibilidad, como el buen vino, de añejarse con el paso de los años. Por eso es necesario enfilar baterías a obras de calidad, que resistan el tiempo y su inmenso poder de destrucción.
Bajo esta mirada y con similares principios y objetivos se diseñaron las estaciones de la Línea 3 del cable aéreo. Los términos de referencia elaborados por Ideas Más para el concurso de anteproyectos arquitectónicos, (modalidad elegida para sus diseños) fueron bastante explícitos en la necesidad de poner en valor el significado que tiene para Manizales la creación de nuevos hitos urbanos, donde la ciudadanía pueda reconocerse a sí misma, de ahí su calidad, virtuosismo arquitectónico y su indiscutible poder de convocatoria ciudadana.
PD: El Parque del Cuidado, (frente al SES), fue galardonado el pasado mes de noviembre con un primer lugar en la categoría de espacio público. Resultado de la convocatoria a las regiones realizada por la Sociedad Colombiana de Arquitectos, SCA, presidencia nacional.