Encuestas alteradas, desinformación, guerra sucia, injurias, calumnias, victimización, mentiras, simulaciones y toda una serie de artimañas electoreras se han vivido en los últimos días en la campaña a la Gobernación de Caldas, en la que el petrismo se ha empeñado en vencer a como dé lugar, y tiene a este departamento como su punto de honor en Colombia, pues sabe que en las demás regiones será indefectiblemente derrotado.
Volvimos a los trágicos días de la política panfletaria que le trajo a Caldas gran degradación y terminó asqueando al ciudadano y entronizando a los peores. ¡Y esto no le conviene a nadie! Ni a los candidatos, porque las ofensas causan heridas incurables; ni al elector, porque termina sumido en una burbuja apestosa; ni a la democracia, porque se desfiguran sus principios y se pervierte su esencia aumentando la abstención.
Y un pueblo con mayoría abstencionista es un pueblo que delega sus deberes en los más irresponsables; es un pueblo que provoca la paradoja de que no vota porque supuestamente todos los políticos son perversos, y los políticos son perversos porque el pueblo no se esfuerza en elegir a los mejores.
Pero que Caldas sea el escogido como punto de honor del petrismo es totalmente aciago. Un departamento que ha estado en el olvido del Gobierno nacional y se ha visto impotente ante las andanadas de los vecinos, de los rivales políticos, y de nuestros propios dirigentes, no puede correr el infortunio de convertirse en el objetivo insano del petrismo, ni verse nuevamente mancillado y humillado por un Gobierno cuyos intereses son totalmente ajenos al desarrollo y aislados del progreso. Y no es como dicen algunos -tratando de apoyar al candidato petrista- que con Henry Caldas tendrá asegurada la voluntad del Gobierno nacional, pues llevamos más de un año de este Gobierno en el cual ha jugado un papel protagónico un hombre de nuestra tierra, Mauricio Lizcano, y solo hemos visto aislamiento, desprecio y rechazo presidencial.
Lo que necesitamos es la unión de las fuerzas vivas alrededor de alguien que sepa gerenciar y que tenga claras las formas, estilos y procesos. Caldas no puede improvisar ni seguir mendigando ante un Gobierno nacional sordo, estulto y perverso. No podemos seguir fincando esperanzas en cantos de sirenas mientras las oportunidades se desperdician alrededor de personas que prometen y prometen, pero se esconden a la hora de cumplir. Necesitamos una lucha tenaz de todos los ciudadanos por nuestro desarrollo y progreso, y esta solo se da si rodeamos a un dirigente bueno, honesto, capacitado, con carácter y dispuesto a jugársela por nuestro futuro, como Luis Roberto Rivas, quien ya lo hizo como alcalde de Manizales y como gerente eximio de la Industria Licorera de Caldas.
De manera pues que, a estas alturas, y por encima de encuestas amañadas, tengo la esperanza de que Caldas sepa posicionarse en el lugar histórico que le corresponde y manifieste, en las urnas, la liberación de las cadenas que el comunismo quiere imponer a través de un caballo de Troya que nos han querido vender como independiente, cuando sus yugos son evidentes; como buen administrador, cuando su experiencia es nula; como transparente, cuando usufructúa el constreñimiento, las dádivas y el direccionamiento de votantes; como demócrata, cuando comparte los comportamientos antidemocráticos de Carlos Mario Marín, Santiago Osorio y Gustavo Petro; y como honesto, cuando su campaña está llena de atentados contra la ley, la decencia y las sanas costumbres electorales.
Repetiré hasta el cansancio: Caldas no puede premiar al grupo político que acabó con Manizales, ni recompensar a quien sirvió de comodín para que Carlos Mario Marín destruyera la ciudad. Caldas no puede cohonestar el delito político ni darle patente de corso a quienes llevan cuatro años destruyendo, asolando, arrasando y devastando nuestros valores económicos y morales.
Caldas tiene que sacudirse y ahuyentar el petrismo de su tierra y castigar en las urnas la guerra sucia, las indelicadezas y perversiones de quienes lo representan. ¡No más Carlos Mario! ¡No más Petro! ¡Por el honor, voto por Luis Roberto a la Gobernación y por Rojas a la Alcaldía de Manizales!