No conozco a Fernando Merchán Ramos, nuevo gerente de Aerocafé, pero todo parece indicar que es el directo recomendado (o impuesto) por el presidente Petro. Y parece además que detrás de él está la mano siniestra, delincuencial y perversa de Santiago Osorio, lo que oscurece su ejercicio desde antes de asumir sus funciones.
Porque una cosa es ser la ficha de Gustavo Petro (algo de por sí vergonzoso) y, por ende, el extremo de uno de sus tentáculos, y otra, muy distinta, estar obligado a rendirle pleitesía a un sujeto con comportamientos clandestinos, sórdidos y denunciado por serios delitos. ¡Sí! Otra cosa es ser el lacayo del capo de la “Bodeguita Verde”, cuyas acciones son fétidas e impresentables… Otra cosa es ser el agente oficioso del representante Osorio.
Y lo digo con base, primero, en el anuncio de que el presidente había exigido nombrar él, directamente, al gerente de Aerocafé; y, segundo, porque de la entrevista publicada en La Patria podemos deducir lo que arriba afirmamos: su dependencia con un espécimen que pasa desapercibido en nuestra política regional, pero reclama liderazgo en el gobierno nacional. Veamos: ante la pregunta de cómo sacar adelante el proyecto, responde: “Hay que conseguir el resto (de recursos) y para esto hay personas muy relevantes en este Gobierno, como Santiago Osorio... y estamos abriendo esas puertas que por algunas razones se han cerrado…”. Y sobre el cierre financiero, responde: “Es una de mis metas, estamos trabajando en ello, y vuelvo a mencionar a Santiago Osorio, el enlace más poderoso de Caldas en el Gobierno nacional…”.
¡Dios mío! ¡Si ese “enlace más poderoso”, junto con su primo, fueron los gestores de la última parálisis del aeropuerto! ¿O es que se les olvida el tratamiento peyorativo a Aerocafé como un proyecto de élites? ¿O tratarán de ocultar las acusaciones que les hicieron a los “cafeteros e industriales” de haberse robado los dineros del proyecto? ¡No señores! Lo que hoy esgrime el nuevo gerente como su fortaleza para asumir el cargo, no es más que un sofisma tendiente a posicionar la imagen de un ser mezquino que presume de poderoso, y que se sabe repudiado por una región a la que ha irrespetado de todas las formas. Gerente: esas “algunas razones” que han cerrado las puertas de Aerocafé, las puede encontrar usted en su nominador, a quien hoy ensalza con inusitado desespero.
¿Entonces ese proyecto de élites y vilmente saqueado por cafeteros e industriales, ahora sí es viable, realizable y apreciable porque cayó en manos de quienes lo venían persiguiendo con saña? ¿Cuál es la diferencia de fondo para que Aerocafé, que fue repudiado y vilipendiado hace dos años, adquiera viabilidad e importancia para los mismos que lo quisieron minimizar y destruir? ¿Intereses económicos personales; o políticos de partido? Si lo primero, tendremos que ver como se siguen enriqueciendo los amigos de Marin-Osorio, mientras se derrumban nuestras ilusiones; si lo segundo -¡y ojalá lo sea!-, estaremos en algunos años agachando la cabeza ante las evidencias.
Repito: no conozco al nuevo gerente de Aerocafé. Pero si el mayor sustento para sacar adelante el aeropuerto es ser súbdito de Santiago Osorio, tortuosos caminos nos esperan, pues Merchán Ramos parece ignorar que en su junta directiva tiene a dos exgerentes del proyecto y a un exministro de transporte que le llevan años luz en conocimiento, experticia y sabiduría, y que será a ellos a quienes les deberá rendir cuentas -antes que a Osorio- y serán los primeros evaluadores de su gestión.
Infortunadamente tengo que recordar lo que escribí en este mismo espacio el 090922: “Por otro lado, esa amarga visita presidencial también sirvió para evidenciar los intereses del alcalde (Marín), del representante Osorio y del fatídico Pacto Histórico de utilizar demagógicamente una obra que se había logrado blindar de injerencias politiqueras. Hoy aparentemente la destruyen, para luego posar de salvadores.”.
¡Triste la premonición, pero más triste la realidad! Confiemos en que la Junta Directiva sabrá defender a Aerocafé de esta nueva amenaza.