El pasado 2 de abril se celebró el 167 aniversario de la fundación de Chinchiná, el cual ha sido importante desde el siglo XIX en la vida y desarrollo de Caldas, creado el 11 de abril de 1905 como una medida para equilibrar las fuerzas políticas y económicas que existían y dominaban en la Nación.
Se esgrimieron nombres como: Andes, Córdoba(Cordova) y Caldas, para el muevo departamento, ganando la propuesta caucana que recordaba al sabio y prócer Francisco José(de) Caldas Tenorio Gamba Arboleda, nacido en Popayán, quien desempeñaba múltiples oficios, por lo cual es reconocido en distintas esferas de la vida nacional.
Similar a otras partes, la colonización llegó a territorio Quimbaya, específicamente a predios del futuro Chinchiná, con los antioqueños Marcos Cardona, Candelario Rodríguez, los hermanos Francisco, Gregorio y Nazario Restrepo, Luís María Silva, Jesús Giraldo, Juan Antonio Gómez y Nicolás Restrepo.
El municipio originalmente tuvo el nombre de San Francisco, pero la Asamblea de Caldas el 26 de abril de 1930, modificó su denominación a Chinchiná, vocablo Quimbaya que significa: Río de oro.
Chinchiná ha sido importante para el departamento y la Nación. Siempre irreductible en la segregación; no era pensable, ni lo será, el divorcio geopolítico entre Manizales y Chinchiná.
En diferentes circunstancias, la presencia rural ha sido fundamental no solamente en el agro sino en la construcción de una verdadera trama industrial de diversos contenidos y nominaciones, comenzando por la fuerte, representativa e indispensable industria cafetera, de la planta a la taza, llegando hasta la moderna turística. Chinchiná sin café sería muy distinto. Olvidar Cenicafé es esconder lo sustancial.
De una vida simple se ha pasado, a través de los años, a una compleja y pujante como en cualquier municipio desarrollado, donde la educación ha sido un baluarte imprescindible, inclusive para educación superior. De pasar por Chinchiná, se pasó a estar en Chinchiná.
De una ausencia de industria, salvo la casera, ha pasado a tener importantes instituciones tanto estatales como privadas, de carácter internacional, nacional, regional o local.
Una historia completa y moderna de Chinchiná fundamentará, revelará, y dejará para la posteridad muchos aspectos desde el antiguo municipio hasta el actual.
Ahora, hay que revitalizar la presencia de La Aguadora, la pileta localizada en la Plaza de Bolívar, con cien años de antigüedad, que ha provocado a través de los años diferentes maneras de entenderla y aceptarla. Se le ha llamado la Novia de Chinchiná.
Como siempre, las personas que han nacido o vivido en Chinchiná, han sido fructíferas para la comunidad. No se pueden olvidar quienes llegaron al municipio, por múltiples razones, e hicieron alarde de una vida sin tacha y han sido cabeza de clanes familiares representativos.
Como todos los municipios del país, en Chinchiná también se encuentra una historia que vale la pena recordar sucintamente como son las diferentes zonas de la ciudad con sus habitantes:Los Mangos, La Pista, la Estación, Verdún, el Hospital, el Colegio Cameguadua y la Plaza, entre otras.
Un sitio especial era y es la Plaza de Bolívar, incluyendo sus árboles, comenzando con su Basílica Menor, y sus negocios y viviendas en el marco de ella, y en el centro los toldos con sus mesas para el mercado. Familias como Peláez, Marín, Amar, Gutiérrez, Salazar, Mejía, Uribes,Arango, Estrada, Castillo, Villegas, Corrales, Jozame, Bardawil, Jaramillos, Pizarro y Armel entre otras a las que agregaban todas la buena gente.
Negocios como el Danubio; Club Monterrey; tres expendios de café, El Póker y, El Iris; ferreterías; abarrotes; compra y venta de café; bancos, almacenes de telas y ropa; papelería y hotel entre otros.
Chinchiná, con estrictas e ineludibles condiciones y derechos, debe integrarse al Área Metropolitana del Centro.