En el libro: La Ciencia y sus demonios, Jimena Canales, publicado en junio, se encuentra mención al francés Pierre-Simon Laplace y sus actividades científicas.
La autora, a raíz de un posible milagro relacionado con una enfermedad aparentemente incurable, escribió:
A Laplace no le convencía este hecho milagroso y buscó una explicación
alternativa. Era probable que los monjes de la abadía de Port-Royal crearan tal mito porque necesitaban defender su doctrina religiosa del ataque de los jesuitas. Si comprendiéramos todas las circunstancias ajenas y las motivaciones humanas, exponía Laplace, no solo entenderíamos mejor el mundo, sino que incluso podríamos saber por qué otros tenían creencias distintas de las nuestras. Dicho de otro modo, no solo hay dos versiones detrás de cada historia controvertida, hay muchísimas más que deben entrar en nuestros cálculos y juicios.
El relato es oportuno para analizar sucesos que se desarrollan actualmente en el planeta como invasiones, guerras, migraciones y conflictos políticos. Cada quien tiene las versiones establecidas en distintos sitios y puede construir sus juicios.
No es únicamente la confrontación entre dos tesis; alrededor de ello pueden esgrimirse diferentes aproximaciones.
La actual situación colombiana es ejemplo real de un suceso aparentemente simple pero que, si se averigua en profundidad o se analiza bajo múltiples enfoques, se encontrará una red, enmarañada, de vasos comunicantes que finalmente hace difícil encontrar un hilo conductor de todo el proceso.
El ciudadano raso, uno de cincuenta y dos millones de colombianos, se encuentra diariamente en una encrucijada para entender los sucesos del país. Se debate entre la certidumbre y la incredulidad de lo que le narran unos, con la pretensión de informar, y otros, con la intención de manipular inmisericordemente.
Finalmente, es tanto el desconcierto al oír de uno o más congéneres, las posiciones alrededor de un hecho sin expresar más cuando los eventos se conjugan, y desafían la simple aritmética de uno más uno, Mentira, en ciencias sociales un hecho representa la potencia incalculable de interpretaciones, intereses y soluciones.
Un suceso puede desencadenar tormenta de incalculables repercusiones y, así como aparece súbitamente, así se deja de lado como sucedió con el combustible para avión que vislumbró parálisis completa del transporte aéreo en el país.
Con los proyectos de ley, a estudio del Congreso, sucede lo mismo. Todas las opiniones no serán parte del articulado final; eso es lo que normalmente acontece en una democracia. Unos dicen y aseguran sí; otros tajantemente, no. Otros más dirán sí, pero no; y se agregan los que afirman no, pero sí. Y, aparece el carrusel de la alegría o de la tristeza.
Para esgrimir lo que no debió suceder: las masacres de civiles y militares, los eventos en el estadio Atanasio Girardot de Medellín sin mencionar lo que ocurre antes y después de un suicido.
En el centro del torbellino está quien pretende vivir en el país y en paz, en donde la violencia, la pobreza y el vandalismo están ahí.