Las personas de todas las etnias, edades, géneros y demás características que poseen como integrantes de familias y estas, a su vez, como comunidades integradas o dispersas en todos los ámbitos del país, tienen ilusiones que son expresadas y en no pocos casos compartidas con otros. Muchas son guardadas en la intimidad de su ser hasta la ancianidad.
Ello conduce a considerar con alto grado de certeza que los seres humanos, en pleno uso de su sus facultades cognitivas, tienen la capacidad de aspirar a lo que crean que pueden obtener basados en su sapiencia y experiencia. Aspiraciones convertidas en realidades utilizando mecanismos aceptados por la sociedad.
Después vendrá el análisis para identificar las posibilidades, de todo orden, para convertir su aspiración en realidad, desde la inmediatez hasta un largo plazo no definido.
En el país han comenzado a aparecer los nombres de quienes aspiran a los cargos de alcaldes y gobernadores en las próximas elecciones. Todos ellos han sido comunicados a través de todos los medios e inclusive por las redes sociales. La difusión de su nombre puede haber sido con o sin su anuencia.
Otros nombres circulan en círculos de diferente connotación. Unos nombres atienden a la realidad del querer de los aspirantes y otros son, simplemente, enunciados como una manera de medir posibilidades y esperar la respuesta que oscila entre el rechazo y la plena aceptación de quienes se han enterado de los anunciados candidatos.
No es hora de hacer análisis de las realizaciones u omisiones de quienes han ejercido o ejercerán los cargos hasta el 31 de diciembre del 2023. Para ello los diferentes conductores de opinión pública integrados en distintos medios de comunicaciones o independientes, tendrán espacio y tiempo con fines de apoyo o rechazo electoral. Sin olvidar que el máximo nivel de decisión e intervención lo tiene, por derecho, la comunidad.
Unos de los lanzados a la consideración temprana de la sociedad, municipal o departamental, se comportan tímidamente en espera de los fervores que pueden concitar y otros ya han iniciado una precampaña con la decisión de llegar a la inscripción formal de su candidatura y así entrar en el abanico de personas por quienes podrán votar los ciudadanos.
Mientras tanto es necesario ir decantando los nombres atractivos integralmente para alcaldes o gobernadores, sin olvidar a quienes no deben ser considerados para ser elegidos, por múltiples causas.
Los colombianos son actores y testigos privilegiados, incluyendo los caldenses, de las equivocaciones electorales. No vale la pena ahora mencionar cargos ni personas. Cada quien los conoce porque es víctima del desencanto o arrepentimiento.
Todavía es tiempo;, como se ha mencionado en otras oportunidades, la conciencia como el centro personal de una elección y, aunque ello parezca nimio o imposible de lograr, se hace necesario insistir porque no es asunto de ganar a todo trance, sin importar lo que piense o desee el ciudadano.
Nunca un voto limpio es una perdida, incluyendo el denominado en blanco. Por el contrario, en su momento es una ganancia inconmensurable.
Tampoco es oportuno mencionar las cualidades generales y específicas que deberán tener los aspirantes que lleguen a la candidatura formal.
Sin embargo, se destaca una calidad que está por encima de todos los atributos. Ella es la honestidad a toda prueba. Sin ella nada es bueno; ni sapiencia ni experiencia. Lo que debe ser natural y universal se ha convertido en una exigencia especial. ¡Pensar para creer!
Nota 1. El pueblo tiene un dicho: Después de ojo sacado, no hay Santa Lucía que valga.
Nota 2. Es importante ver el alegato final del juicio contenido en la película: Argentina 1985