Los meses de septiembre y octubre son los indicados para conocer las personas y las instituciones, en algunos casos, que han sido galardonados con el reconocido y anhelado premio Nobel.
La razón por la cual se otorga el premio, es el reconocimiento a quienes han obtenido logros en investigaciones, descubrimientos o distinguido en grado sumo por contribuciones a la humanidad, con trascendencia universal.
El industrial sueco Alfred Bernhard Nobel, 1833-1886, creó el premio en 1885, en las áreas de física, química, fisiología o medicina, literatura y paz, éste último es de responsabilidad del Comité Noruego del Nobel. Su actividad estuvo relacionada con la guerra: cañones y dinamita. Todavía persisten algunas de las empresas que dirigió.
Posteriormente se crearon: El Premio Abel en Ciencias Matemáticas, 2002, en honor a Niels Henrik Abel, propuesto por el matemático Marius Sophus Lie y concedido por el rey de Noruega; la Medalla Fields, 1933, en honor a John Charles Fields, para matemáticos sobresalientes, creado por la Unión Matemática Internacional y el Premio Internacional de Ciencias Históricas creado por el Comité Internacional de Ciencias Históricas, 2015. En 1968, se creó el Premio de Ciencias Económicas, equivocadamente denominado Premio Nobel de Economía, por cuanto no es un verdadero Nobel.
Acaban de ser anunciados los Premio Nobel del 2022, correspondientes a distinciones por actividades hasta el 2021 o actualmente en proceso.
El escritor colombiano Gabriel García Márquez fue laureado con el premio Nobel de Literatura en 1982, por toda su producción. Pero su obra insigne, 100 años de soledad, es reconocida como una pieza especial de la producción mundial, con su famoso Macondo y las alegorías entre las realidades que causa una especial conjugación mental de personas, espacios y tiempos que hacen soñar.
El Premio Nobel de Paz, en cabeza del expresidente colombiano Juan Manuel Santos Calderón, 2016. Reconocimiento que ha provocado, en medio de una mayoría complacida, voces de inconformidad. Los análisis y realidades en el tiempo determinarán la justicia del galardón.
La pregunta: ¿Cuándo Colombia tendrá posibilidad de competir por un Premio Nobel en las áreas de ciencia y tecnología?, tiene diferentes respuestas que oscilan entre realistas, optimistas e ilusas.
La realidad sincera es que, a pesar de tener personas con mentes brillantes, con vocaciones de investigadores, a prueba de maleficios, y deseos infinitos de lograrlo, la distancia es muy grande salvo que aparezca una serendipia de inmenso y determinante valor, que sirva de nido a otras investigaciones complementarias.
Cada vez con más frecuencia se agrupan científicos colombianos, con intereses similares y profundos conocimientos en temas específicos, que se convierten en excelentes núcleos de estudio y producción científica; pero falta más talento humano debidamente estructurado y, por supuesto, los recursos financieros aún son débiles en cuanto a la procedencia y cuantía.
Hay instituciones científicas con amplia tecnología moderna, y quizá el país está en capacidad de inventar y adaptar tecnologías físicas o de procesos que podrían facilitar desarrollos que condujeran a enunciar hallazgos más que importantes en el campo de la ciencia y la técnica, constituyéndose en una base real para un reconocimiento.
Varios colombianos han estado inmersos en grandes grupos del premio Nobel. Alabanza a ellos. Y otros han sido candidatos.
Un premio Nobel construido en Colombia se dará algún día; pero las generaciones actuales de la primera a tercera edad no lo disfrutarán. Ojalá esta premisa esté equivocada por el bien de todos.
Podrán venir otros premios Nobel relacionados con actividades exclusivas del pensamiento o de acciones con resultados efectivos en busca de paz.
Por otro lado, los colombianos son tímidos en reconocer a sus congéneres, las actuaciones que serían motivo de orgullo en otras partes del globo terráqueo.