Hoy el país está en modo ambiental, una de esas causas buenas, como la paz, que la izquierda convierte en narrativas populistas fáciles de asimilar y, por eso mismo, difíciles de rebatir sin ser estigmatizado como enemigo, de la naturaleza en este caso o de la paz, como sucedió en el gobierno Santos con medio país.
El gobierno Petro levantó la bandera ambiental, incluso ante el mundo, con un reduccionismo que aplaude la galería y espanta a sectores informados: Sino descarbonizamos el planeta, la vida se extingue; una verdad a medias que convirtió a los combustibles fósiles en objetivo central y a ¡la ganadería! en otro gran enemigo de la naturaleza, con ataques que, como presidente de Fedegán, no puedo dejar pasar.
Es inadmisible que el Ministerio de Minas lance una campaña de publicidad negra, acusando a la ganadería de la deforestación amazónica y de generar el 18% de los Gases Efecto Invernadero (GEI), para rematar con un consejo: ¿Realmente necesitas comer carne todos los días? Se le olvida al Ministerio que 600.000 ganaderos, en medio del abandono y la violencia, producen carne para alimentar al país y venderle al mundo, y que su “consejito” representa la quiebra y la pobreza de muchos.
No repara en que esos parches de selva talada son la negación de la ganadería como actividad económica. ¿A quién le vendo la leche?, ¿cómo llevo el ganado a sacrificio? Ni el Ministerio, ni el Gobierno, ni el país reconocen que la selva está siendo talada por el narcotráfico, y que meter vacas en esos parches -eso no es ganadería- es una manera de lavar el delito y desviar la mira del verdadero culpable.
No se preocupó el Ministerio por informarse. Según la FAO, todos los sistemas pecuarios representan alrededor del 12% de las emisiones de GEI, y la ganadería bovina el 62% de ese 12%, lo que equivale al 7,44%, pero si se trata solo de “las culpas de la vaca”, habría que descontar más, pues la cifra incluye emisiones de otras actividades en finca y de la cadena, como producción de alimentos y transporte.
Habría sabido que el sector ganadero es de los pocos que puede captar más carbono del que emite, a partir de sistemas silvopastoriles, algo que conozco por experiencia y que invito al ministro a conocer, en una finca en el Cesar que, al capturar 7 toneladas de carbono ha./año, no es siquiera neutra, sino negativa en emisiones de GEI.
Habría conocido el ministro que Fedegán y Colombia ostentan una posición destacada en el desarrollo de sistemas ganaderos sostenibles, y que hemos pedido apoyo a los gobiernos para establecer un millón de hectáreas en sistemas silvopastoriles, lo que sería una gran revolución ganadera y ambiental.
¿Cuándo hacemos la primera hectárea con beneficiarios de reforma agraria? ¿Cuándo pasamos del activismo a las soluciones que transforman vidas y territorios? Es lo que pedimos los ganaderos desde Fedegán: Menos activismo y más política pública.