Un escritor aranzacita quiso recoger en un libro el testimonio de cuatro caldenses que vivieron la experiencia, prácticamente, de regresar de la muerte. El escritor se llama Mario César Restrepo Velásquez, un autor que en el 2016 publicó La Beca, una novela donde narra las vivencias de tres colombianos que por su rendimiento académico se ganan una beca para irse a estudiar a Nueva Delhi, la capital de la India. Las personas que entrevistó, una maestra oriunda de Salamina, una profesora de preescolar en Manizales, un empresario de comidas y una administradora de empresas, permanecieron largos días, intubados, en una UCI. Las cuatro le contaron, en largas jornadas de conversación, qué vieron cuando cruzaron el túnel de la muerte. El libro se titula Corona & ronda oronda.
El libro se inicia contando cómo los entrevistados se contagiaron, cuáles fueron sus primeros síntomas, qué sintieron al saber que podrían terminar en una Unidad de Cuidados Intensivos y cuál fue la reacción de la familia cuando les dijeron que tenían baja la saturación. Restrepo Velásquez va conduciendo al lector por la existencia de esas personas que regresaron a la vida después de recorrer lo que llaman el túnel de la muerte. Se detiene a contar sus comorbilidades, se explaya en los procedimientos quirúrgicos a los que fueron sometidas y, como un buen investigador, descubre lo que vivieron después del momento en que sufrieron paros cardiorrespiratorios. En relatos donde afloran términos científicos, plenos de conocimiento médico, narra cómo reaccionaban a los tratamientos quirúrgicos.
Los testimonios de las cuatro personas que Mario César Restrepo Velásquez entrevistó para su libro demuestran que la fe en Dios hace posible que una persona vuelva a la vida después de estar en el territorio de la muerte. Los cuatro casos confirman, según lo que le cuentan al escritor quienes vivieron esa dura experiencia, que las cadenas de oración dieron resultados. Todos coinciden en que vieron, cuando ya los médicos no veían forma de salvarlos, la imagen del Señor de la Misericordia. Y señalan que le pidieron con fe que las sacara de ese túnel cubierto por una luz refulgente por donde iban. Dos se encontraron, mientras transitaban por ese sendero iluminado, con sus padres ya fallecidos. Y dicen que escucharon sus voces pidiéndole a Dios que no se las llevara todavía.
A la maestra de Salamina, el autor de Corona & ronda oronda le pone como nombre Juana. Una noche, después de catorce días intubada, sufrió un ataque de asfixia. Antes de desvanecerse, quedó bañaba en sangre. Inconscientemente, ella misma se retiró las cánulas de oxígeno. Sufrió, entonces, un paro cardiorrespiratorio. Un día vio al lado de su cama, orando, a Jesús. Luego vio a su mamá, acercándose a su lecho de enferma. Vio cuando se postró ante la imagen, y escuchó cuando le dijo: “Jesús, no la traigas para acá”. Luego vio al Señor de la Misericordia que, con los brazos extendidos, le dijo que le iba a dar otra oportunidad. Comenzó entonces a sentir que volvía a la vida. Veinte días después salió de la clínica, recuperada. Sostiene que un milagro la salvó.
La historia de la profesora de preescolar es increíble. En el libro se llama Antonia. Estuvo en coma inducido dos meses. Nadie daba nada por su recuperación. Un día escuchó cuando uno de los médicos, desesperado, dijo: “Toñita: no te vayas”. La estaban reanimando de un paro cardiorrespiratorio. Ella cuenta que vio al Señor de la Misericordia. Entonces le dijo. “Respire por mí, Señor”. De pronto, vio una estrella que brillaba en el firmamento. Allí vio a su padre, quien le dijo: “Hija, súbete”. Ella se subió. Se vio entonces sobre una nube que viajaba a las profundidades del infierno. Cuenta que vio su propio entierro, y que escuchó cuando, antes de que pusieran su cuerpo en el ataúd, el médico dijo: “Pónganla bonita, que ahora viene la familia por ella”. Minutos después fue despertando lentamente. Los otros dos casos son sorprendentes. Al empresario de comidas lo fueron a extubar después de ocho días de un sueño profundo. Al pretender retirarle el tubo, se puso a morderlo. Esto activó la incubación en su cuerpo de una bacteria. Por las dificultades en su respiración, fue sometido a una traqueostomía. A la familia no le daban la menor esperanza de vida. Un día vio que era arrastrado por el demonio hacia un lugar desconocido. Volvió a la vida después de cuarenta y cinco días en las tinieblas. Fue lo mismo que le sucedió a la administradora de empresas. Cuando los médicos le dijeron que la tenían que intubar y, por esta razón, le pidieron que se despidiera de su familia, sintió que se moría. Dice que un día se le apareció la Virgen, y la invitó a rezar. Al día siguiente abrió los ojos, y sintió que tenia vida.