Conocer el estado financiero de las mil empresas más grandes de Colombia es un buen termómetro para la economía nacional. Son una clara muestra del desempeño del sector privado y pueden servir de base para formular políticas públicas adecuadas para nuestro aparato productivo. En este contexto, la Superintendencia de Sociedades ha publicado recientemente un informe con las mil empresas más grandes del país. Como era de esperarse, el sector hidrocarburífero sigue liderando la economía nacional con Ecopetrol en el primer lugar del ranking. Pero más allá del gusto morboso de saber quiénes son y cuánto venden, algunos datos merecen rescatarse.
En primer lugar, la coherencia de las cifras. Las entidades encargadas de brindar información al público deben ser coherentes con las cifras. Sin embargo, el informe del 2022 registra una diferencia sustancial con el informe del 2023. En efecto, según la información publicada por la propia Supersociedades un año atrás, se registraba que las mil empresas más grandes del país habían tenido ingresos operacionales en el año 2022 por 1.265 billones de pesos. Este año, para realizar el análisis comparativo, la cifra del 2022 se reportó en 48 billones menos. Esto tiene implicaciones estadísticas, toda vez que en el comparativo del año 2023 se amplía la brecha si se tiene en cuenta la información reportada un año atrás en lugar de la presente anualidad.
Ante la inexactitud de la información registrada, en las presentes líneas se tomarán las cifras que publicó la entidad el presente año. Ahora los ingresos. En términos generales, los ingresos crecieron un 3,78% en el 2023 comparado con el 2022. Pero debemos tener presente que estos valores están dados en pesos constantes, por lo que sobre dicha cifra debemos descontar la inflación del año 2023 del 9,28%, con lo cual tenemos en el 2023 un decrecimiento real de los ingresos corporativos del 5,50% en comparación con el 2022.
Los activos representan otro dato preocupante. En el 2022, estas compañías tenían activos por 1.607 billones, mientras que en el 2023 esta cifra cayó a 1.573 billones; esto es, 34 billones menos, o un 2,12% de activos esfumados de la economía nacional que han migrado a otras latitudes o que simplemente se han destruido por efecto mercado con pobre comportamiento. El patrimonio no se comporta mejor. El año 2023, frente al 2022, redujo el patrimonio de estas mil empresas en casi 20 billones de pesos, o en 2,66%, que nuevamente agregado a la inflación del 9,28% resulta en un abrumador 11,94% de decrecimiento real del capital productivo colombiano.
El panorama de las utilidades es mucho más desalentador. En el año 2022, estas compañías registraron utilidades por 131 billones, mientras que en el 2023 el termómetro de beneficios marcó 99 billones. Si bien es cierto que esta cifra sigue siendo importante, se debe tener en cuenta que comporta un decrecimiento del 24,15% sobre el año anterior. Nuevamente a esta cifra debemos agregar la inflación acumulada de 9,28% para actualizar los valores a precios constantes, con lo cual tendremos que la reducción real de utilidades fue de 33,43%.
No cabe duda de que estamos en el año del decrecimiento. Todas las cifras expuestas arrojan un decrecimiento real del 2023 frente al año 2022. Y lo peor es que el 2024 no pinta mejor. La grave situación de orden público frena el turismo y las inversiones en las regiones, la devaluación del peso, que se ha hundido en los últimos días, paraliza el sector importador y encarece los productos del día a día en los hogares; el incremento en los combustibles dispara la inflación; la polarización política siembra desconfianza en los inversionistas. Las nubes negras cubren el horizonte y en el futuro próximo no parece existir para nuestro mal remedio. Por lo pronto, podemos emplear el término utilizado por la exministra Irene Vélez y asegurar que el año 2023 fue el año del decrecimiento.