Uno de los problemas que más llama la atención nacional es el deterioro del mercado laboral. Y es que Colombia, con un desempleo del 9,7%, sigue siendo el mal estudiante entre sus pares: Chile, Perú, Ecuador, Brasil y México, todos registran desempleos inferiores al nuestro, incluso tan bajos como el 3% en el país azteca. Y en el ámbito local el panorama también preocupa. Al mes de agosto pasado el desempleo en Manizales sobrepasó la cifra nacional y se ubicó en 10,7% (en el mismo período del 2023 fue 9,0%). Y el fenómeno ha hecho particular mella en los jóvenes de nuestra región, para quienes la tasa de desocupación bordea el 17%. Por supuesto que la mala hora de la industria manufacturera, del comercio y del sector construcción, como lo hemos advertido reiteradamente en este espacio, son la causa principal del desastre.
Por ello la importancia del reciente llamado que hizo el alcalde de Manizales a redireccionar los esfuerzos públicos y privados para bajar la cifra del desempleo de la ciudad a un dígito, en un rango de entre 8% y 9%. Para alcanzar este propósito, anunció importantes medidas como la exención del 100% del impuesto de industria y comercio para nuevas empresas (ojalá con énfasis en MIPYMES y emprendimientos juveniles), así como propiciar el encadenamiento de importantes sectores productivos como el turismo, la gastronomía y el comercio. Y no menos significativo el anuncio de una cuantiosa inversión en obras de infraestructura, intensivas en mano de obra y estratégicas para el desarrollo local.
Y por qué no proponer algunas más, a riesgo de que ya hagan parte de la agenda del alcalde. Por ejemplo, considerar una revisión del POT para estimular el desarrollo urbanístico de las principales zonas de expansión de la ciudad y, de paso, dinamizar la economía manizaleña. También podría pensarse en implementar un programa de desarrollo agroindustrial para incentivar el empleo rural y contribuir a la recuperación de la industria local (Finagro sería un excelente aliado para ello). Y otra más: en asocio con Asobancaria y el Gobierno nacional, sumarse proactivamente al programa de fomento al crédito en condiciones favorables para las micro y pequeñas empresas.
Afortunadamente hoy, para la ciudad y el departamento, existe una trabajo armónico e inteligente entre alcalde y gobernador, que seguramente se traducirá en factor de éxito para las políticas públicas conjuntas que tengan como objetivo enfrentar el desempleo en Manizales y Caldas. Hay que apoyar con decisión todos los propósitos que emprendan Alcaldía y Gobernación, reforzados ahora con la magnífica noticia de que Aerocafé por fin cuenta con un cierre financiero real para su primera gran etapa. ¡Bien por esa!
Confiemos en que estos excelentes propósitos para reactivar la generación de empleo en Manizales y Caldas, no se vean truncados por la reforma laboral que se tramita en el Congreso. Y ojalá el Senado tenga la valentía de convertir este proyecto en un verdadero motor para la creación de nuevos empleos y para la reactivación del sector productivo. Amanecerá y veremos.