Escuché recientemente una intervención de nuestra apreciada amiga Juana Carolina Londoño, caldense que ha brillado con luz propia en la Cámara de Representantes gracias a su inteligencia, quien en medio de una sesión de control político al Canciller Luis Gilberto Murillo, planteó muy acertadamente un abanico de temas de importancia estratégica para el país, entre ellos una audaz propuesta que, con la dignidad y el orgullo de ser colombianos, bien valdría la pena explorar con cabeza fría. Dijo en aquella ocasión Juan Carolina: “…de verdad deberíamos hacer una campaña a nivel nacional: no viajemos a México. Uno no va donde no lo quieren. Las cifras son claras y contundentes… 29.284 colombianos el año pasado fueron inadmitidos…”
La verdad es que Juana Carolina ha puesto el dedo en la llaga. Porque además de las inadmisiones, con razón o sin ella, resulta indignante el trato que las autoridades mexicanas le dan a muchos colombianos al momento de ingresar a ese país. Son innumerables las versiones conocidas a través de medios de comunicación e incluso de manera directa de amigos y familiares que han contado escalofriantes historias que ninguno de nosotros quisiéramos vivir. Y se trata de una situación que viene presentándose desde hace varios años y que los gobiernos de turno, llámense Uribe, Santos, Duque o el actual, ninguno le ha dado la importancia ni la atención frontal, directa y contundente.
Ya sé lo que van a decirme mis colegas y amigos: que con México tenemos un comercio internacional importante y fluido, a tal punto que en 2023 exportamos la no despreciable suma de 1.789 millones de dólares en productos tales como carbón mineral, automóviles, insecticidas, aceite de palma, maquillaje, café, polímeros de propileno, aceites de coco, plástico, papel, cartón, entre otros. Y por otro lado, que México le vende a Colombia 2.971 millones de dólares, en productos necesarios para la industria nacional. Cifras que entre unas y otras, dejan incluso en desventaja la balanza comercial con ese país, en casi 1.200 millones de dólares. Pero ello hace aún más interesante el debate.
Ciertamente la propuesta de Juana Carolina, que apoyo incondicionalmente, no apunta a cortar relaciones comerciales con ese país. Claro que no. La propuesta debe entenderse desde el punto de vista del turismo que tanto promueve el país azteca para que viajemos allí. Y aunque, en la práctica, resultaría sumamente difícil hacerla realidad, por no decir que imposible, por lo menos sí todos los colombianos deberíamos sentar nuestra enérgica voz de protesta para hacernos respetar. Óigase bien: la Secretaría de Turismo de México reveló en días pasados la cifra consolidada de llegadas aéreas internacionales en 2023: se registraron 21.870.000 turistas internacionales vía aérea, entre los cuales Colombia representó el tercer mercado internacional para México con 735.175 viajeros de nacionalidad colombiana llegando a México en 2023.
Seguramente nos invadirá la nostalgia y se erizará nuestra piel cuando entonemos con Luis Miguel la canción: “Como el buen tequila de esta tierra/ o como un amigo en Yucatán/ en Aguas Calientes deshilados/ lana tejida en Teotitlán/ Así se siente México/ así se siente México/ así como los labios por la piel/ Así te envuelve México/ así te sabe México/ así se lleva a México en la piel.”
Por ello, aunque se trate de una gota de agua en el océano, o un grano de arena en el desierto, por mi parte, no pisaré suelo mejicano hasta que tengamos evidencia comprobada de que se respeta la dignidad de los colombianos. Porque como dice Juana Carolina, “uno no va donde no lo quieren!