El proceso de la colonización antioqueña es uno de los hechos más destacados en la historia de Colombia, proceso que aportó a la formación de los pueblos y al progreso del centro del país. Una cultura de nómadas arrieros y campesinos que encontraron en el café, en la pequeña parcela y en el comercio su proyecto de vida; un referente de laboriosidad, constancia, y superación.
Un legado que se consolidó a través del tiempo, y que ayudó a la formación de la región del Eje Cafetero, incluido el departamento de Caldas, y cuyos habitantes heredamos parte de esa cultura. Fue una migración familiar hacia territorios cercanos, que se inició en el siglo XIX y que se mantuvo, no obstante, los conflictos políticos y guerras civiles de la independencia y de la formación de la república.
En total 15 municipios del norte, oriente y occidente caldense, con ciudadanos que se asentaron en espacios territoriales autónomos, comunidades audaces y resilientes, poblaciones que limitan con 10 localidades de Antioquia. Un hermanamiento histórico, social, cultural y económico, que incluye el 80 por ciento de la frontera del suroeste antioqueño, con 250 mil habitantes.
Estos argumentos de tres siglos de historia, las contingencias del Covid-19, y la urgencia de solucionar las problemáticas del oriente caldense, me llevaron a proponerle al gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, la creación de una Región del Planeación Administrativa que nos uniera en propósitos colectivos y comunes, y en macro y micro proyectos que nos permitieran superar la distopía de la pandemia y avanzar en recuperar la esperanza.
La RAP del Agua y la Montaña, alianza que inicialmente fue cuestionada, surge además por los pocos resultados de la RAP -Eje Cafetero; de una visión cortoplacista focalizada solo en Risaralda y Quindío y la urgente necesidad de solucionar las dificultades de las comunidades, y de consolidar intereses comunes en la búsqueda de recursos del gobierno nacional para iniciativas de impacto regional.
Al acuerdo con Antioquia se llegó al entender que las Regiones Administrativas de Planeación, RAP, le permiten a los departamentos una gestión articulada ante el Estado central. Como política pública estatal aportan a que los municipios cercanos histórica, cultural y geográficamente se articulen en propósitos comunes.
Como mandatarios entendimos que las Regiones Administrativas son una importante herramienta para fortalecer agendas conjuntas, entendiendo que el progreso depende de la capacidad de los líderes de pactar y de garantizar una debida gobernanza, de reconocer que el ejercicio de la política es de acuerdos, de aplicar estrategias estatales e impulsar el bienestar ciudadano y colectivo.
En esos propósitos fueron fundamentales los planes de desarrollo, Antioquia Unidos por la Vida y Caldas, Unidos es Posible, propuestas conjuntas de infraestructura vial, ferroviaria, marítima, aeroportuaria, social y cultural que posibilitaron una visión de intereses cercanos, mayor competitividad y reconocimiento en el contexto nacional.
Eran los inicios del 2021; dos años después el balance no puede ser mejor. Inversiones del gobierno nacional por 345.000 millones de pesos. La recuperación vial, industrial, comercial, turística, ambiental, de innovación y emprenderismo, desde una visión regional, es una realidad y su eje es el ser humano.
Se incluyen obras en las subregiones limítrofes, con énfasis en las carreteras que comunican los municipios de ambos departamentos estratégicas para la conexión vial, de amplia cobertura y de gran incidencia nacional. El proyecto del Tren de occidente, que conectará La Felisa–con el Kilómetro 41, la navegabilidad del río Magdalena y la concesión del Golfo de Urabá, Medellín- La Pintada.
Aguadas, Pacora, Salamina, Aránzazu, Neira, Manizales, Supía, Riosucio, Anserma y Marmato, además de comunicar a Antioquia con el centro sur del país son próximos a Medellín, Caramanta, Jardín, Valparaíso y La Pintada. Pensilvania, Samaná, Manzanares y La Dorada, limítrofes con Sonsón, Abejorral y Nariño.
Inversiones por 220.000 millones de pesos en la vía del Renacimiento entre Sonsón-Nariño-Samaná-Norcasia-Dorada, hoy en proceso de licitación. Además de 65.000 millones de pesos para la carretera Supía-Caramanta fundamental para que el suroeste antioqueño pueda llegar a Pacífico Tres y al Eje Cafetero. Y el corredor vial Riosucio-Jardín en el que se canalizarán 60.000 millones de pesos con una licitación en curso.
También se relacionan proyectos de gran incidencia agropecuaria y cultural. Gestiones que han permitido la entrega de recursos del Gobierno a través del Sistema General de Regalías. Hay que admitir que los dos departamentos nos dimos la espalda mucho tiempo, no obstante, encontramos una gran oportunidad para beneficiar a comunidades que desde Medellín y Manizales se veían como el lejano oriente, sin entender que unidos nos iría mejor y sería mayor el desarrollo.
Corredores viales que permiten que no solo se vea el aeropuerto de Rionegro, sino el del Café, ya que 23 municipios de la zona limítrofe de Antioquia no tienen un terminal aéreo, además de la alianza 50 Pueblos Paisas; con un arraigo cultural e histórico similar. Cuatro pueblos Patrimonio Cultural de la Humanidad; Jericó, Jardín, Aguadas y Salamina con un turismo religioso destacado.
Óptimos resultados que sin duda evidencian que las regiones limítrofes entre Caldas y Antioquía, avanzan en un progreso colectivo; que hay un mejor transporte y comercialización de productos agrícolas, una dinamización del intercambio económico, y un crecimiento diverso e integral de y entre las regiones.
Acciones contrarias a la RAP Eje Cafetero que se ha enfocado en hacer alianzas logísticas, iniciativas parlamentarias y relacionamientos nacionales, en la promoción de cafés de especiales y un sistema de información de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Asuntos de importancia que en su mayoría se quedan en formulaciones, e intenciones, sin impacto en la población de cobertura.
No se puede desconocer la importancia de visibilizar lo destacada de los municipios, pero es necesaria una mayor gestión y la consecución de recursos. Las Regiones Administrativas de Planificación tienen como objetivo brindar soluciones a las dificultades regionales. En el caso de La RAP del Eje Cafetero es realmente “insípida”, se quedó en el papel y es poco su aporte.
La RAP del Agua y la Montaña mantendrá su propósito de avanzar y transformar, lo que aportará en la materialización del Aeropuerto del Café, en el Tren del Café, el Corredor Logístico y Agroindustrial de Occidente, y en ampliar y mejorar la navegabilidad del río Magdalena, entre otras obras. Lo oportuno es mantener la unidad, el sentido de pertenencia y la conexión del Estado con las comunidades.
Gracias a los ciudadanos, a los alcaldes, y al gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, que creyeron en la RAP del Agua y de la Montaña, Antioquia y Caldas, dos departamentos unidos histórica y culturalmente, que hoy más que nunca reclaman líderes conocedores de sus realidades, empáticos y cercanos.
A los nuevos mandatarios le recomiendo fortalecer la RAP de Antioquia y Caldas, y entender que se requieren grandes alianzas para un mayor bienestar social, individual y colectivo.