La educación superior es una pieza en el andamiaje social de vital importancia, no solo por la formación de las nuevas generaciones, sino por la investigación que genera nuevo conocimiento e impacto en el país. Por ello, es clave la concepción que se tenga del mismo. El ministro de Educación, Alejandro Gaviria, en reciente reunión con buena parte de los rectores de las universidades privadas hizo énfasis en las bondades de un “sector mixto”, es decir, allí donde hay participación conjunta de universidades oficiales y privadas en la prestación del servicio público de la educación superior. Y pidió que el acuerdo de que los incrementos de matrículas para el 2023 no pasaran de la inflación a fin de octubre y, añadió, es vital que las universidades privadas hagan este gesto. Habló de la necesidad de lograr legitimación del sector.
¿Por qué hablar de legitimidad de un esquema mixto de educación superior? No es suficiente toda una historia que ha marcado profundamente el sector y que ha tenido como actores fundamentales tanto las universidades oficiales y las privadas, con una participación de 54% para las oficiales y del 46% para las privadas, que corresponden para el 2021 a un millón cien mil estudiantes. En los últimos años ha crecido la participación de las oficiales, pues en el año 2016 la participación era igual 50% para ambas. Pues no es suficiente, pues el paradigma de la campaña de Petro a la presidencia estaba centrado en lo oficial: “Universidad, pública, universal, gratuita y de calidad”. Por ello, era fundamental no solamente actuar con razonabilidad, sino ganar en legitimidad, como sector mixto. Y el sector es mixto, y es bueno que continúe siendo así, pues asegura una la pluralidad y diversidad fundamentales para la vida en democracia.
Además, el Ministerio de Educación se dio cuenta que solamente con el sistema oficial no podrían cumplir la meta de 500 mil nuevos cupos de educación superior durante el actual cuatrienio que establecerá en el Plan Nacional de Desarrollo que está confeccionando. Se requerirá del concurso del sector privado. Ya muchas universidades han planteado al ministerio a través de ASCUN, Asociación Colombiana de Universidades, la posibilidad de ofrecer las actuales sillas vacías y otras de crecimiento. La respuesta del Gobierno fue clara, no habrá nuevos programas como Ser Pilo Paga, ni Generación E, sino que se potenciará el ICETEX. Y allí estuvo la buena noticia de reducción del costo de la financiación para los estudiantes, al situarlo únicamente en el componente inflacionario. Lo que quiere decir que, a menor costo efectivo de los créditos, la demanda por ellos deberá crecer. Así pues, el apoyo a las universidades vendrá a través de los créditos de ICETEX. En la reforma tributaria se creó una “contribución obligatoria” que buscará financiar el subsidio de tasa de interés y estará a cargo de las universidades. El ministro de educación señaló que “todos pongamos” en este horizonte de sector mixto y solicitó a las universidades este sacrificio. Para que este mecanismo tome vuelo, es vital que se ponga en marcha la Financiación Contingente al Ingreso, que dará la posibilidad al estudiante ya graduado de pagar solamente un porcentaje de sus ingresos, evitando que la deuda lo aplaste de un momento para otro.
Hay otro punto pendiente para trabajar y el presidente de ICETEX, Mauricio Toro, es consciente de ello, se trata de la necesidad de fondear a su vez al ICETEX con recursos baratos y no costosos, porque si es así impactará muy negativamente a las universidades por la nueva contribución obligatoria. El ministro se comprometió a buscar recursos en la adición presupuestal del próximo año. Es vital pensar en esta y otras formas baratas de fondeo.
Trabajar colaborativamente en el marco de un sector mixto es la mejor manera de impactar positivamente con cobertura y calidad educativa.