Colombia se encuentra en una lucha constante entre fuerzas fértiles que impulsan el crecimiento y el progreso, y aquellas corrosivas que erosionan los logros alcanzados y frenan el desarrollo a largo plazo. Es fácil detectar estas últimas, porque nos han mantenido subyugados desde hace muchos años y no hemos logrado sacudirnos de ellas.
Veamos las desventajas corrosivas. En su orden: La corrupción en múltiples niveles de gobierno ha socavado la confianza en las instituciones y ha drenado recursos que podrían haberse invertido en áreas cruciales como la educación, la salud y la infraestructura. La corrupción actúa como una desventaja corrosiva, ya que no solo limita el crecimiento económico, sino que también genera frustración, apatía y desconfianza en la democracia.
La segunda corrosiva: Desigualdad social y económica. A pesar del crecimiento económico en algunas áreas, Colombia sigue siendo uno de los países más desiguales de América Latina. La disparidad en el acceso a educación, salud y empleo crea tensiones sociales y limita el desarrollo equitativo. La desigualdad impide que amplios sectores de la población accedan a las mismas oportunidades de desarrollo, perpetuando ciclos de pobreza y exclusión. Y finalmente, la tercera corrosiva: Narcotráfico y violencia. Aunque el conflicto armado ha disminuido, el narcotráfico sigue siendo una fuente importante de violencia y corrupción en el país. Las economías ilegales continúan alimentando redes criminales y desestabilizando zonas rurales. Esta situación erosiona el tejido social y económico del país, afectando la seguridad, el desarrollo y las oportunidades para las comunidades más vulnerables.
Frente a estas dinámicas negativas, hay muchas positivas que las podemos clasificar como las que ayudan al funcionamiento fértil. Y fértil, porque ayudan en su sector, pero generan fuerzas virtuosas que impulsan a otras también. En un entorno fértil, las condiciones permiten la innovación y la colaboración. Estimula la colaboración y la sinergia entre las partes involucradas, produciendo resultados que enriquecen a largo plazo.
Hay muchas dinámicas fértiles, entre ellas: Transformación de la infraestructura vial, que comenzaba a dar muy buenos resultados. Hay que mantenerla y potenciarla, además es generadora de empleo. En segundo lugar, el turismo sostenible, que puede ser un gran sector para el crecimiento de la venta de servicios en el país intensivos en mano de obra. En tercer lugar, el fortalecimiento de la educación, como un gran habilitador del ascenso social en el país y para potenciar el talento humano. En cuarto lugar, el desarrollo de una agricultura sostenible que permita diversificar las exportaciones. En quinto lugar, las nuevas energías renovables, como motor de la nueva economía. En sexto lugar, está la fuerza creativa y cultural del país, que como economía naranja puede generar un impacto muy importante en la generación de empleo.
Si logramos consolidar lo fértil, fortaleciendo la educación, la sostenibilidad y la creatividad, Colombia podrá superar las barreras corrosivas que han frenado su avance, para dar paso a un futuro más inclusivo y próspero gracias a la existencia de un Estado fuerte y unas instituciones sólidas.