Este podría ser el tema de una tesis doctoral: el impacto negativo de las narrativas presidenciales en la institucionalidad de un país. En Colombia, lo que podríamos llamar la Petro-Narrativa ha sido un factor clave en la desinstitucionalización que estamos viviendo.
Las declaraciones y mensajes del presidente Gustavo Petro en redes sociales han golpeado significativamente la percepción de la institucionalidad en Colombia. Aquí presento algunos ejemplos.
Ataques a la Rama Judicial y Órganos de Control: Petro ha cuestionado de manera abierta y constante a la Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional, la Fiscalía, y otros órganos de control, como la Procuraduría y la Contraloría. Estos señalamientos han generado tensiones entre el Ejecutivo y las demás ramas del poder público, erosionando la percepción de independencia y autonomía de estas instituciones, olvidando el mandato constitucional de la colaboración armónica entre poderes.
Política Económica y Monetaria: Las declaraciones de Petro, especialmente dirigidas contra el Banco de la República, han creado incertidumbre sobre la política económica. Comentarios sobre las tasas de interés han sido tradicionalmente un punto de tensión entre el banco y los presidentes, pero las ideas persistentes de imprimir papel moneda para financiar al Gobierno agravan la incertidumbre monetaria. Esto incluso llevó a cuestionar su formación académica en economía, y genera serias dudas sobre la autonomía del Banco.
Cuestionamientos a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional: Petro ha sido crítico del rol y las acciones de las Fuerzas Armadas y la Policía, generando tensiones internas y desconfianza en la autoridad estatal. Sus comentarios sobre cambios en la doctrina militar y el enfoque de seguridad son percibidos como intentos de politizar estas instituciones, minando su cohesión y la confianza ciudadana en su imparcialidad. Las fuerzas no deliberantes han sido un activo esencial de nuestra democracia, y Petro la ha puesto en riesgo.
Desconfianza en el Proceso Electoral: Durante y después de su campaña, Petro ha expresado desconfianza hacia la Registraduría y el Consejo Nacional Electoral, insinuando irregularidades y fraudes. Estas declaraciones minan la percepción de integridad del proceso electoral y debilitan la confianza en los mecanismos democráticos del país. Es muy grave este manto de duda que constantemente lanza sobre nuestro proceso electoral.
Política Internacional y Relaciones Exteriores: Las declaraciones impulsivas sobre temas internacionales, a menudo sin coordinación con el Ministerio de Relaciones Exteriores, generan confusión sobre la posición oficial de Colombia en asuntos delicados, afectando la percepción de coherencia y seriedad de nuestra política exterior. Igualmente, sus silencios frente a situaciones como Rusia en Ucrania y la dictadura de Venezuela resultan desobligantes.
Esta dinámica no sólo desestabiliza al Estado, sino que también fomenta un ambiente de incertidumbre y polarización, con consecuencias perversas y duraderas para la democracia colombiana.