En este 24 diciembre deberíamos poder abrir unos regalitos que necesitamos en Manizales, Caldas y el país con mucha urgencia. Regalos que nos podríamos dar si todos nos ponemos de acuerdo, y qué felices nos pondremos.
Primero que todo, que el nuevo alcalde de Manizales se dedique a juntar todas las voluntades de la ciudad para sacar proyectos de gran impacto. Los ejemplos de Barranquilla, Medellín y Cali demuestran que las ciudades que hacen endeudamientos en proyectos movilizadores hacen el mejor negocio para toda la ciudad. ¿Cuáles serían esos proyectos?
En segundo lugar, el nuevo gobernador de Caldas, como buen médico, debe regalarnos un buen diagnóstico del paciente para que logremos una estabilización del departamento con unos equilibrios que aseguren las integraciones fundamentales que requerimos. Zonas Metropolitanas, articulación con los gremios, articulación entre las regiones. La posibilidad de interlocución con el Gobierno nacional, a través del ministro de Comunicaciones, es una de las herramientas más poderosas que pueda tener un mandatario seccional.
El tercer regalito tiene que ver con la implantación de las industrias en nuestra región. Es fundamental que la Cámara de Comercio, como lo han hecho otras regiones del país, logre organizar rondas de inversionistas para buscar nuevos emprendimientos en la ciudad y el departamento. Las características de competitividad de la región que anualmente resalta el Comité Privado de Competitividad en su informe por departamentos muestran las fortalezas de la región, pero el problema radica en que ello no se ve reflejado en nuevas inversiones. Aquí está la tarea, en el marketing de la región. Todos los gremios deberían hacer “juntanza”, como dicen los indígenas, para que todos a una logren la atracción de nueva inversión.
A nivel país sí que necesitamos que haya concordia entre todos los actores sociales y políticos para que hagamos un acuerdo nacional que permita dejar de perder tanto tiempo, energías y oportunidades en el forcejeos, pulsos y peleas. El país requiere de una buena gobernabilidad, con norte, principios, pero también con pragmatismo y eficiencia. La caída de inversión en obras públicas es muy preocupante no solo por el impacto en la caída del empleo, sino la de largo plazo, la pérdida de competitividad del país.
Finalmente, a nivel religioso, qué bueno que las primeras conclusiones del Sínodo sobre sinodalidad comiencen a dar fruto. La iglesia necesita tener más diálogo interno para que pensemos entre todos cómo hacerla más evangélica y cómo podemos prestar un mejor servicio para la salvación de las almas. Y que abramos espacios al liderazgo de la mujer en los ministerios. Una iglesia menos patriarcal nos puede ayudar mucho como pueblo que peregrina en la historia.
Los regalos en la vida, uno se los gana. Y muchos de los anteriores dependen de nosotros mismos, para que seamos capaces de lanzar dinámicas positivas en los distintos frentes, aunando voluntades, buscando consensos y pensando en el bien común.