Varios columnistas nos quejábamos de la manera como estaba gobernando el presidente Petro, en particular señalábamos que no era conveniente la exclusión que venía haciendo de muchos actores nacionales a la hora de tomar decisiones de gran trascendencia para el país. El martes pasado anunció desde Cartagena, luego de un encuentro con algunos de los “cacaos” del país, que se abrirán unas mesas de diálogo con distintos actores incluyendo ciertamente los representantes de las empresas, pero también otros como los sindicalistas, los jóvenes, etc. Este paso está en la dirección, el punto es que sea verdaderamente auténtico, pues ya en el pasado hemos tenido experiencias tanto con él como con otros expresidentes, Duque y Samper, por ejemplo, que en su tiempo utilizaron este expediente más como una válvula de escape en momentos de alta presión y que terminaron de largas conversaciones, muchas actas, muchas ideas, pocas conclusiones y muchas menos realizaciones.
Sería bien interesante que el presidente tuviera reuniones similares con los académicos del país, de las universidades oficiales y privadas, con los investigadores de centros de pensamiento, escuchar opiniones más reflexivas, con amplios contextos en sus áreas de conocimiento, puede ayudar a que no nos equivoquemos en temas de política pública. Para preguntarles expresamente sobre la importancia de la colaboración pública privada para el buen cumplimiento de los fines del Estado. Que se haga una evaluación de los frutos que se han dado en el país desde la Constitución del 91, para que el Gobierno exorcice de una vez por todas tantos prejuicios y sesgos que anidan en su cabeza y corazón contra el sector privado. Y sería muy productivo, pues seguramente hay muchos aspectos por mejorar, y más provechoso que se focalizara la discusión en los puntos de mejora, que implica igualmente aceptar lo positivo y sus fortalezas.
¿Quién va a acompañar estas mesas? ¿Cuál será la metodología que se use para su integración, para las discusiones, para la síntesis de consensos y disensos? ¿Cuál sería su temporalidad? ¿Qué pasa mientras tanto con las reformas que se encuentran en el Congreso? Qué bueno que hubiera un acompañamiento de la comunidad internacional; hay dos entidades que podrían dar mucha tranquilidad a todos, como el Banco Interamericano, la Organización Mundial del Trabajo, o un par de embajadores de países amigos. En el fondo la pregunta es: ¿Las mesas van en serio sí o no?
En la foto con el presidente estuvieron importantes cabezas de algunos de los principales grupos económicos del país y regionales como los del Valle. Es importante este acercamiento que implica apertura y reconocimiento de otros que también están en el mismo escenario y que articulando esfuerzos seguramente será más fácil y provechoso para el país. Si todos sintonizan el bien común en sus mentes habrá diálogos productivos, diálogos esperanzadores, diálogos que impulsen nuestra nación. Pero para ello hay que abrir el corazón y la mente, y es necesario estar dispuesto a cambiar. No es solamente oír argumentos, sino interactuar, intercambiar, aceptar que la construcción común nos puede llevar a mejores soluciones.