Con el nuevo año, la agenda de temas de discusión pública se congestiona. Por ello, es fundamental focalizar una atención especial allí donde se vean a discutir los temas más trascendentales. Veamos algunos de ellos.
La reforma laboral, que la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, presentará al análisis del Congreso, tendrá repercusiones en el mercado laboral y muy precisamente en el desempleo. Seguir fortaleciendo los derechos, prerrogativas y protecciones especiales de las personas que se encuentran actualmente laborando, es decir, a los que están en la economía formal, generaría sin lugar a dudas brechas aún más grandes entre la formalidad y la informalidad. Colombia requiere aumentar decididamente la formalidad, y ello se vería entorpecido por una protección mayor a los participantes en el mercado laboral. Bien lo señaló el Consejo Privado de competitividad al decir que se debe bajar la cerca que divide a los formales e informales. De lo contrario lo que se hará es aumentar la brecha y generar una mayor informalidad en el país. Una iniciativa proteccionista puede llevarnos a mayor informalidad. Y por lo tanto inconvenientes para la equidad.
El segundo tema estará en la reforma de la ley 30 de educación. Esta va por cuenta del ministro de Educación Alejandro Gaviria, quien en reciente intervención en el Senado indicó que prepara una reforma profunda de dicha ley, que no solamente buscaría actualizar las normas sobre financiación de las universidades oficiales, sino que quisiera cambiar los objetivos de la educación en el país y aún reglamentar la autonomía universitaria. Nos parece inadecuado que temas de gran calado filosófico y de opción de Estado, como son los objetivos de la educación, se junten con cuestiones muy pragmáticas como la financiación de un sector de universidades. Sería bueno que los temas sensibles sean estudiados y revisados con una amplia participación social y del sector educativo y las familias, y que se haga con tiempo y permitiendo una elaboración consensuada por amplios sectores de la sociedad, lo que exige hacerlo con paciencia y sin afanes.
El tercer tema que se nos viene encima es la reforma a la salud. No puede aceptarse que parta de la afirmación según la cual tenemos el peor sistema de salud del mundo. Porque sencillamente no es cierto. Desde inexactitudes o peor, mentiras, no se puede dialogar transparente y lealmente para buscar el bien común. Qué bueno que la academia en todos los temas sea invitada a estos debates, pues tocan un servicio fundamental para todos los colombianos, que sabemos debe mejorar, pero que no se puede desconocer lo que sí funciona bien.
El cuarto tema es la reforma pensional. A cargo de la ministra de Trabajo y del ministro de Hacienda. Y será una de las novedades más grandes. Reforma para volver el sistema realmente mixto. Público en un primer rango de pensión para todo el mundo. Y otro superior a ese rango para los que así lo deseen con entidades privadas u oficiales a elección del interesado. Uno de los puntos más debatidos será el uso del capital actual que hay en los fondos privados. Hay mucho temor por lo que pueda ocurrir con el ahorro pensional. Y el peligro de lanzar hacia el futuro obligaciones al Estado sobre pensiones, mientras que se use parte del ahorro para el gasto o inversión estatal en el corto plazo. Aquí hay un tema de justicia intergeneracional que hay que manejar con sumo cuidado y realismo.
Cuatro temas que debemos estudiar con un escrutinio fuerte, tranquilo y académico por parte de la opinión pública. No es un problema de los políticos y del gobierno, sino de toda la sociedad.