Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad. Palabras de Neil Alden Armstrong el primer ser humano en pisar la luna.
Frase memorable por todo lo que significa para el desarrollo y progreso individual y colectivo. Progresar, significa emprender con decisión un camino, la mayor de las veces pedregoso y difícil, que exige insistencia antes que cualquier otra condición humana. Su carencia conduce al derrotismo temprano y a ceder gratuitamente campo de acción, a una competencia más persistente.
En Manizales, que tiene dificultades geográficas para el desarrollo empresarial, las condiciones humanas de pioneros insistentes, toma más relevancia. Una mirada detallada a su alrededor, encuentra pequeñas y medianas empresas que con entusiasmo van ascendiendo, batallando y absorbiendo obstáculos inherentes a su campo de acción. Todas tienen un primer paso, indispensable para los muchos más que conforman una gran empresa.
No importa que su nacimiento haya estado rodeado de ascuas. Nacer pequeño y en penurias no es tan malo, si la persistencia existe. Cada paso ascendente, es parte de un proceso acumulado de experiencias y de dificultades, atendidas a tiempo. Nacer empresarialmente boyante, no es siempre el ideal. Existen experiencias ineludibles que solo se hacen evidentes en el curso del camino. Los golpes inevitables en la vida empresarial son más fuertes y dolorosos en los grandes tamaños, sobre todo cuando aparecen de repente.
Si esto es verdad, no es aceptable la queja de que no hay iniciativas por falta de capital. Las buenas iniciativas y buenos proyectos atraen la inversión, que no tiene que ser magna. Italia es ejemplo de pequeñas y medianas empresas como sustento de su base industrial.
Manizales y Caldas producen anualmente un número apreciable de profesionales, que emigran de la ciudad y del Departamento porque no encuentran trabajo. Esto significa que su paso por la universidad no representó ninguna transformación mental y anímica para enfrentar su futuro con la creación. Salen de sus estudios con la anémica mentalidad de empleados.
Parece cierto lo que decía un eminente rector de una universidad localizada en la ciudad, en un foro para identificar líderes, al cual fue invitado el suscrito. Se enorgullecía de tener en su institución una excelente cátedra para educar a sus alumnos como unos futuros buenos empleados. Inmediatamente quien esto escribe le refutó acusando de educar la medianía y la humildad profesional, algo como antípoda del líder.
La universidad es para graduar creadores. La juventud que sale de las universidades tiene que recibir un diploma que la acredite como constructora del emprendimiento y la creación de empresas. Un proceso que se inicia desde el primer año de sus estudios profesionales, con el ánimo y el fervor de sus profesores.
Escribiendo este artículo, esta columna encontró en páginas del periódico LA PATRIA el elogio a una empresa familiar, impulsada por la madre y hoy al mando de su hija ya profesional, que desde Manizales ha extendido su actividad a varias ciudades como Pereira, Bogotá y Armenia y con el entusiasmo de muchas más.
Esta empresa es Agentur. Corresponde a empresas de Manizales, de tamaño medio, en ascenso permanente y que LA PATRIA loablemente expone en sus páginas para animar la ciudad y a sus pesimistas. Esta columna se une a este importante diario de la ciudad, para distinguir y comentar con emoción estos éxitos creadores.
Agentur tiene una historia bella. De origen noble, su crecimiento continuado se debe a una madre y una hija, Cristina Londoño. Compraron en forma paulatina, todas las acciones de su capital y a lo largo de su vida, ha sido premiada con honrosos galardones. Ha aplicado al paso de los tiempos, la tecnología pertinente. Su distinción radica en el empeño de ser las mejores en su ramo.
Estas dos empresarias, honor de la sociedad de Manizales, son ejemplo que debe mirar y proseguir la juventud de esta ciudad, sobre todo de sus numerosos universitarios egresados cada año y que no saben para dónde coger.
Esta columna envía a Doña Beatriz Osorio y a su hija Cristina Londoño, las más efusivas manifestaciones de admiración y aprecio.