“La escritura permitió que las noticias viajarán por el mundo sin que las personas tuvieran que moverse. La imprenta permitió que las noticias viajarán más rápido. Y la internet permitió que las noticias viajaran instantáneamente, pero también permitió que la información se perdiera en el ruido”; esta es una frase de la obra más reciente del escritor israelí Yuval Noah Harari, titulada Nexus, en la que relata la importancia de la comunicación en el desarrollo del ser humano y cómo esta se ha transformado en el tiempo, advirtiendo, además, sobre los peligros que implica la desinformación y el uso inadecuado de la inteligencia artificial y de las herramientas tecnológicas.
El Foro Económico Mundial publicó el Informe de Riesgos Globales 2024, en el que presenta la desinformación y la inseguridad cibernética entre los 10 principales riesgos para el mundo en los próximos dos años, estando por encima incluso de los asociados al conflicto armado, la recesión económica, la contaminación ambiental, los fenómenos climáticos, entre otros. De igual manera, se advierte que, para los próximos 10 años, los resultados negativos de las tecnologías de inteligencia artificial serán protagonistas y exigirán la implementación de mecanismos de cooperación para poder afrontarlos.
Estos pronósticos adquieren mucho sentido, si pensamos en el hecho de que la tecnología ha permeado todos los aspectos de la vida: el trabajo, el comercio, las transacciones, los sistemas de riego a través de drones, la salud, la ingeniería, y la seguridad; con lo cual, se han creado un sinfín de nuevos conceptos que hasta hace pocos años eran impensados. Hoy, por ejemplo, las decisiones del Gobierno en Colombia, se conocen primero a través de la plataforma X antes que por los canales oficiales.
Y en este contexto, hace poco, fui víctima del robo de mi cuenta de Facebook, que hace 13 años venía administrando para publicar contenido de opinión, y que contaba con más de 8 mil seguidores. Busqué ayuda, pero infortunadamente el ataque cibernético fue tan fuerte que no fue posible recuperarla. Así que decidí realizar dos acciones contundentes, la primera fue denunciar ante las autoridades, y la segunda, iniciar de cero en esta red social, una tarea difícil pero no imposible, los delincuentes no podrán detener ni censurar la libertad de expresión.
Estoy de acuerdo con el uso de las redes sociales y la tecnología, ya que han transformado el mundo durante los últimos años; sin embargo, está comprobado que estas herramientas son un arma de doble filo: pueden acercarnos, pero también alejarnos; facilitan las transacciones, pero se han generado fraudes; nos entregan acceso ilimitado a la información, pero gran parte de ella puede ser falsa; por lo tanto, las autoridades están llamadas a generar legislación para combatir los delitos cibernéticos, y la sociedad a lograr un uso responsable.
Ahora cada uno de nosotros tiene como tarea usar adecuadamente las redes sociales y la tecnología, implementando una conciencia digital basada en el respeto y que sea el camino para afrontar la vertiginosa transición tecnológica que está viviendo el mundo.