Una foto del Real Madrid con la leyenda "así juega Once Caldas según su DT" fue el meme que circuló después de la victoria sobre Tuluá, tras las declaraciones de Diego Corredor en el sentido de que su equipo había hecho una gran presentación.
"Mal partido, final feliz" señaló doña Gloria Loaiza, una oyente de Siempre Fútbol por La Patria Radio. Jorge Páez, indicó "ni siquiera el paupérrimo rendimiento me preocupa tanto como lo que manifiesta el técnico". Hernando Giraldo sentenció "Once, inaguantable".
Detallando los encuentros de la Liga, no dudaría en pensar que Once Caldas registra hoy uno de los niveles más bajos en Colombia, superado inclusive por Quindío, al que vimos vencer a Leones en la jornada clasificatoria de la B que pasaron por TV ese mismo sábado.
Si el entrenador, como lo resaltó en la rueda de prensa, está convencido de que realmente jugó bien, traduce conformismo, y si es lo que pretende, distante está del gusto de los seguidores, de lo que se pide, y de lo que debería mostrar su trabajo largo a través del tiempo.
Manifestaciones inentendibles, casi siempre magnificando las actuaciones de su grupo, y de su planteo, sin autocrítica, y con relieves preocupantes porque a renglón seguido soltó otra perla: ‘voy a ver qué idea me invento para enfrentar a Nacional’.
El desafío es claro, el resultado es lo único, las formas para conseguirlo no importan dentro de la nueva filosofía implantada, bien por incapacidad para montarla, por falta de herramientas, o simplemente porque con ello quedan satisfechos.
Les basta con hacer la tarea, no tienen que mirar de reojo a los demás, lo que supone una ventaja, siendo necesario proponer, pues solo la clasificación respalda un proyecto sobre esas bases, y como tabla de salvación para un club en bancarrota deportiva.
Faltan seis puntos, de doce, es decir, requiere un producido del 50%, elevado frente al 43% que acumula actualmente. Dos triunfos lo separan del objetivo, teniendo como local a Nacional y Alianza, y por fuera al Cali de Pinto, y a Santa fe en la jornada de cierre.
Con un dato adicional por lo reñida que está la tabla: el gol diferencia; sin saberse si 31 será el límite teórico, o se necesitarán más puntos, razón de peso para encarar lo que resta con argumentos ofensivos, so pena de vivir un nuevo papelón.
Salir a ganar, sin planteamientos avaros en defensa del arco propio, que es lo que regularmente se aprecia, mirando al frente, con generación y ataque porque a punta de empates no se llega, obligado a la victoria en dos de esos cuatro compromisos.
Fue lamentable la derrota ante Jaguares, ahí estaba el cupo, eran seis de seis, y la cosecha fue solo de tres por ese ‘regalazo’ de Tuluá en el último minuto de adición, que supo a gloria y que ojalá se aproveche, no tanto por la inspiración sino por los golpes de suerte.
Contra Unión abriendo torneo, Cubides empató 2-2 al minuto 92; a Junior lo batió en el Metro con anotación de Piedrahita al 94, lo mismo que a Millonarios (minuto 90) 2-1 gol de García en Palogrande, y ahora en el "corazón del Valle" López antes del pitazo, al 94.
El famoso dicho de que "los partidos terminan cuando se acaban" cobra vigencia, los goles valen igual al comienzo o al final, y los éxitos suman, sin confusiones, porque creer que todo anda bien sin mirar el contexto es incorrecto, y menos en cabeza de quien lidera el plantel.
Hasta la próxima...