Finalmente, Once Caldas no fue último, ganó tres casillas eliminando a Santa fe, cerró con cuatro fechas sin perder, apuntalando un grupo de jugadores jóvenes, con leve alza futbolística, y un horizonte diferente, un tanto consolador, que debe suponer apenas una base para lo que sigue.
Lejos, por supuesto, de pensarse que con este plantel es suficiente, siendo necesarios refuerzos que mejoren el colectivo, tornándolo viable desde lo competitivo para recuperar el tiempo en prestigio, posicionamiento y confiabilidad, con llamado de urgencia ante las evidencias.
Imposible obviar que es la segunda peor campaña desde 2018 (última vez que clasificó) y que los 20 puntos, solo por encima de los 17 que dejó Eduardo Lara, son ínfimos, y piden redecorado, atacando las flaquezas, y buscando, donde no hay según ellos, soluciones de fondo.
Preocupantes declaraciones de Pedro Sarmiento argumentando dificultades para contratar, y en el sentido de que los 54 días de receso son aliciente para perfeccionar movimientos y optimizar producidos con lo que hay, con cierto tono de conformismo y tolerancia.
Con el prurito de que nadie suelta fichas por esta época, absurdo no fortalecer posiciones en las que está probado, Once Caldas carece de materia prima solvente, léase laterales, extremos, volante mixto recuperador, atacante con gol que acompañe a Dayro, y hasta un creativo, diría yo.
Ingentes fueron los esfuerzos, y Sarmiento lo logró cambiando esquema, improvisando, poniendo centrales, Cardona y Moran, como marcapuntas, ensayando con "pelaos" donde los Pajoy, Miranda, Méndez y Muñoz, no dieron, y sin gol, más allá de Dayro Moreno.
En suma, escasez de recurso humano capacitado, que debe surtirse con nombres previamente fijados sobre la experiencia del cuerpo técnico, y como agenda de una dirigencia en deuda, sin gloria deportiva, y con finanzas sólidas, como orgullosamente lo señalan de manera cotidiana.
Además, y como se ha dicho, se irán quienes vencen términos contractuales, y aquellos que llegaron cuando iban de salida, que no aportaron nada, ni van a dar más, y que sería un contrasentido mantenerlos por un contrato. O sea, muchas plazas libres que se deben llenar.
Difícil sí, imposible no, y se requerirán por los menos cinco o seis de primera categoría, y en el mercado están, o sino búsquenlos por Venezuela, Panamá, o argentinos triunfadores en otros países (caso Facundo Suárez), o colombianos en el exterior, en ligas de menor cuantía.
Es hora de una gestión administrativa sobre estándares de calidad profesional, no más rezagos de otros equipos, ni futbolistas libres cerrando capítulo, ni que vivan de la imagen atesorada a través de un brillante ciclo, o que vengan y se contagien del enorme placer que significa estar en la ciudad.
Natural que se trabaje con divisiones menores, tal como lo están haciendo históricos de este país como Millonarios o Nacional, que no quiere decir que se replique igual en otras partes, pues mientras ellos los soportan sobre experimentados activos, los mayores de acá son pasado.
Alternativa válida, y en eso Sarmiento puede contribuir, como ahora años cuando a Manizales llegaban paisas aficionados, recibían la oportunidad, y se volvían figuras nacionales. Es solo un ejemplo, se pueden mirar de regiones distintas, solo que ese experimento con antioqueños tuvo éxito por estos lados.
Hay cosas por adelantar, si bien el final no fue el ideal, al menos permitió sumar veinte unidades, saliendo de esa indecorosa cola, y confirmando que, con Sarmiento y compañía, el Once Caldas va en dirección correcta, esperando que se alineé el presidente, cuya labor será determinante para el futuro de la institución.
Hasta la próxima...