"Luchado, bien trabajado, sin reparos al grupo de jugadores" calificó Pedro Sarmiento la actuación de su equipo en la nueva derrota, esta vez contra Millonarios, aumentando la racha sin ganar como visitante que extiende a nueve partidos desde que asumió el cargo.
Seis caídas, por tres empates, es un registro preocupante. La última victoria de Once Caldas fue el 3 de marzo ante Bucaramanga, siendo técnico encargado Elkin Soto, y con anotación de penalti de David Lemos al minuto 86. O sea, con el actual entrenador no hay victorias por fuera.
Es verdad, en juego hay progreso, pero para mejorar contenidos se requiere contar con grandes individualidades y, de hecho, escasean, tanto es así que miren con quienes terminó jugando en El Campín para entender que el problema es de fondo.
Es la mala conformación de nómina la que está pasando factura, se paró en cancha sin lateral izquierdo porque el venezolano que trajeron (Cumana) llegó lesionado, y el improvisado Cardona fue baja, teniendo que recurrir a Riquett, un central con dificultades para cubrir esa posición.
Caldo de cultivo para el rival, cualquiera que enfrente a Once Caldas sabe que esa es la zona vulnerable, y plantea su estrategia atacando ese sector. Por allí llegaron los goles de Millonarios, que sin ser muy superior se impuso por jerarquía.
Tampoco se tiene un extremo zurdo, David Lemos es de altibajos, lo que indica una banda sin intérpretes confiables. Y por el otro lado, Juan David Cuesta apenas se acomoda, sin suplente que lo talle porque Marlon Piedrahíta ahora es volante, y su nivel es discreto.
Había que reforzarse, no hubo esfuerzo, o interés - vaya uno a saberlo - y por eso se sufre, porque desde lo táctico hay orden, se nota trabajo, compromiso, actitud, y la propuesta es interesante, afectada por errores precisos que han cobrado puntos representativos.
Pasó en Rionegro, esquema defensivo para aguantar e intentar en el complemento, y cuando menos se pensó 2-0 en contra por descuidos en marca, lo mismo que en Bogotá, plantando cara en plaza difícil y contendor campeón, hasta que un autogol –algo de suerte– puso todo patas arriba.
Más técnico que plantel tiene en este momento Once Caldas. De Sarmiento, y sus valiosos asistentes se podrá decir muchas cosas, no de su labor, y a diferencia del reciente pasado con Diego Corredor que nunca jugó a nada, ahora se observan formas, planteamientos, e ideas.
También mano dura, Sherman Cárdenas ya ni en la lista de convocados, y a Dayro lo tocó como lo pedía el partido, estaba negado, peleado con el balón –en un saque de banda se la tiraron al cuerpo y ni siquiera la controló– y el propósito común prima sobre el personal.
Ahí es cuando se genera de nuevo la inquietud sobre la plantilla, entró el ‘pelao’ Mejía, y se fue en blanco, lo que demuestra que soluciones en el banco no hay, y así es complejo, más teniendo al frente a Millonarios, lleno de talento en el mediocampo, y que desequilibra fácil.
Les bastó que Once Caldas igualara, para que la rabieta de Gamero, y dos cambios, lo llevaran al triunfo, sin que, y es la constante en el torneo, se le viera fútbol de exposición, independiente de las 27 fechas sin perder en su estadio, y a que fue efectivo, y aprovechó las equivocaciones.
Total, es el sube y baja al que se tiene que acostumbrar la hinchada, porque por más voluntad que haya, la calidad aplica, y aquí falta porque las metas directivas son mezquinas, sin proyección en títulos, logros y competencias internacionales que exigen inversión, y por eso los resultados, pues no es suficiente el buen trabajo técnico, ni la entrega de los futbolistas.
Hasta la próxima...