Sin exagerar, seis puntos ganó Once Caldas con los penaltis detenidos por James Aguirre, señalado hoy como el arquero de la Liga, por encima de Santiago Mele de Junior, Mosquera Marmolejo de Santa fe y Salvador Ichazo del Pereira.
Acumula cuatro paradas desde los 11 pasos: A Andrade del Cali por la fecha 10, minuto 93, que era el empate. A Sherman y a Rangel, en una misma tarde, en el 1-0 sobre Alianza que pudo significar derrota y ante Tolima, al 82, que igual lo hubiera puesto en desventaja.
El portero de 32 años llegó sin bulla a Manizales al comenzar la temporada, con la misión de remplazar a Éder Chaux y a Gerardo Ortiz. Fue suplente en el Bucaramanga hasta 2023, cuando se adueñó del puesto saliendo figura varias veces, sin que lo retuvieran.
En el amistoso contra Alianza Lima en Perú, antes de empezar el torneo, dejó entrever su categoría. Fue destacado, sacó el arco en cero y, luego, ya en la competencia oficial, desde el duelo con Chicó en la apertura impuso su sello y puso a banquear a Ezequiel Mastrolía.
Fue titular durante 14 partidos hasta que en Pasto sufrió fractura en su cavidad ocular y abandonó, resistiéndose, porque sentía que no era el momento para frenar. Le tocó, pero recuperado, volvió con mayor compromiso y vestido de ídolo sobre el suplente que también rindió.
Dimayor lo escogió como el golero del campeonato en la fase regular. Sus atajadas fueron calificadas como extraordinarias, una de ellas a Daniel Cataño de Millonarios, de puro reflejo, a quemarropa. Su solidez es prenda de garantía, con liderazgo a toda prueba.
James Aguirre fue el héroe ¡otra vez! frente al Tolima. Detuvo un lanzamiento de penalti sobre el cierre, salvó el empate y dejó al equipo segundo en su grupo, a dos puntos de Santa fe, su rival del sábado en Palogrande y con opciones claras de luchar por la final.
El Once nuevamente se plantó en defensa apuntalando su cuatro atrás con Sergio Palacios como mariscal de área, titulo nobilísimo para un jugador de 20 años, en etapa de formación, pero eficiente, y con Riquett como acompañante, con Cuesta y Patiño por los lados.
Y con ellos, Rojas y Mateo. Siempre se ha dicho que los técnicos se conocen por la manera como arman sus esquemas, de atrás para adelante, y en ese sentido Herrera logró un grado de seguridad notable con el que sustenta el éxito de la campaña.
El "Arriero" se las trae desde hace rato, enseña liderazgo, le creen, los tiene convencidos y supera debilidades con táctica, haciéndose fuerte en el fondo a pesar de ser un cuadro corto en ideas y con pocas variantes ofensivas, que abusa de los centros sin tener cabeceadores.
También inquieta la pelota quieta. Produce muchas faltas de costado que en raras ocasiones son aprovechadas y le cuesta filtrar balones al área, asuntos que intenta subsanar con otras ideas, siendo evidentes las fallas en ataque y definición. Tiene al goleador, pero carece de gol.
Aún así, ahí está y cualquier cosa puede pasar; de hecho, ese empate con el favorito Tolima se celebró como una victoria previa a la doble confrontación con Santa fe que, ante hipotéticos triunfos, dejaría a Once Caldas a un paso de la instancia de gracia.
Algo impensado para cualquier desprevenido, o para los racionales que seguimos de cerca la campaña, analizando detalles y formas, lo cual permite señalar que con poco se está haciendo mucho, que Herrera y sus colaboradores le tomaron la medida al grupo y que con actitud y empeño también se puede ganar.
Hasta la próxima...