Dos puntos de nueve frente a rivales directos en el plan por salvar la categoría es el adverso balance de Once Caldas que perdió contra Huila y empató con Envigado en casa, e igualó ante Unión afuera, monto alarmante que lo pone básicamente a lidiar por la permanencia.
Si alguna ilusión existe de clasificación al grupo de los ocho, se confunde detrás de estos guarismos, y el irregular nivel exhibido por el equipo, que sistemáticamente cede terreno al ser incapaz frente a los que debe vencer si algo de jerarquía le asiste. ¡No hay tal!
He sostenido que Once Caldas ‘juega a algo’ bajo la actual dirección deportiva, distinto a épocas pasadas, léase Bodhert, Lara y Corredor, pero se está cayendo, las muestras de ahora son opacas, y la ausencia de líderes, y de categoría, se refleja en todas sus zonas.
Atrás ´pecoso’ Correa está lesionado, pero pedía relevo, los laterales son inservibles, los volantes de primera línea no marcan, Billy Arce se hace echar irresponsablemente, los extremos no producen, y si Dayro no está, el gol se convierte en una pesadilla.
Y si no se añade audacia, como contra Envigado, cuando dejaron sentado a Alejandro García, sin proponer, regalando medio tiempo, o el repetirse con punteros sin soluciones tirando centros como mecanismo exclusivo de llegada, pues, el asunto se complica.
En ambos duelos había que salir a ganar, y faltó carácter, el grupo se diluyó con facilidad, sin imponer condiciones, como sí se sintiera menos, que no puede ser su sello porque abriría el espectro acerca de la real dimensión de sus objetivos para esta temporada.
A veces deja la sensación de que la B puede ser un propósito para los dueños, no dolientes, y quienes han demostrado que el negocio está en obtener rentabilidad a cualquier costo, quedando mínimamente afectados en caso de presentarse un hecho de tal naturaleza.
Al fin y al cabo, el descenso es solo para los hinchas. Jugadores y técnicos están de paso, son profesionales, y mañana defenderán otros colores, lo que no pasa con los fanáticos que sufren, y que, en espejos ajenos, saben la tortura que significa.
‘Mantener el descenso lo más lejos posible’ dijo Sarmiento en la rueda de prensa de Santa Marta, admitiéndolo al menos, contrario a lo que señaló hace algunos meses cuando se salió de los chiros por una pregunta al respecto, harto de que le hablarán del tema.
Realidad cruda y certera, pues aspirar a más con este plantel es complejo, a no ser que mejore la puesta en escena que se ha visto débil, y se radicalicen decisiones. Ante Unión, solo lucieron Torijano y Riquett, y el improvisado lateral Cardona, Raro también, por ejemplo, el regreso de Sherman en detrimento de Beltrán, y que la nómina y el esquema se conserven sin fijarse en los rendimientos, y sin ensayar nuevas formas habida cuenta las exigencias, y sabiendo el decadente producido de ciertas unidades.
Puesto 11 en la tabla, combatiendo el descenso por milésimas, fútbol sin protagonismo, y haciendo que los seguidores en cada partido hagan fuerza en ese ‘sube y baja’ en el que convirtieron el conjunto, que sin confiabilidad ofrece poca estabilidad.
Con mínimo tiempo de recuperación se viene Equidad este viernes, más necesitado que nunca porque arrecian los cuestionamientos a Alexis García, y luego Alianza, Medellín, Chicó y Jaguares, para cerrar el espinoso camino ante los grandes Junior, América y Santa fe.
Qué pena, historia continuada, a punto de completar un lustro de marcados fracasos, propiciados por una presidencia sin pretensiones deportivas, o un direccionamiento velado, que quiera Dios no pase factura con la categoría, porque el riesgo sigue latente.
Hasta la próxima...