Llegó como uno más, no como estrella, ni siquiera reconocido entre los mejores de Colombia, con larga carrera en la banca del Bucaramanga, donde sutilmente se consolidó el año pasado, siendo salvador en muchas ocasiones en las que terminó siendo figura.
Desde José Fernando Cuadrado no contaba Once Caldas con un arquero del rendimiento parejo de James Aguirre, el hombre que se robó el show en la tarde de Dayro Moreno, y garante de la victoria sobre Alianza, con la que prácticamente se certificó la semifinal.
Van trece jornadas de liga, y por lo menos en siete, fue elegido como el más destacado, con un nivel preeminente por reflejos, agilidad, seguridad y confianza. Surge en el instante preciso, aporta liderazgo, y es el guardián leal del arco blanco.
Quizá casualidad, pero los cobradores habían estado en el Bucaramanga, y los trataba, me refiero a los penaltis que atajó a Sherman y Rangel, de quienes señaló había visto varios videos por orden de Néstor Mario Marín, a quien atribuye su excelente estado. Aguirre es uno de los artífices de la resurrección del cuadro de Herrera. Los otros, Billy Arce,
estupendo armador, hasta hace poco cuestionado por su falta de compromiso, porque vivía
en el piso, y por su escasa influencia en las acciones de ataque, Dayro Moreno por sus goles, y Mateo García.
El ecuatoriano está jugando a un altísimo nivel, completó tres anotaciones, y en algo que pecaba Once Caldas, la generación de juego, ahora es el eje sobre quien gira la ofensiva, con personalidad, atrevimiento, técnica, y ese coraje que se le reclamaba.
Mateo García es el otro, para no hablar del Dayro excluyente que agota adjetivos y deja corta cualquier manifestación a su auténtica estampa tras batir el récord, ver la pasión que despierta entre sus seguidores, el amor que tiene por el equipo, y lo que significa como
deportista, e ídolo.
El volante de primera línea se traga la cancha en cada salida, es el equilibrio de Once Caldas, contribuye en el armado y hace fuerte el bloque de protección. Mateo es el Robert Mejía de Nacional, el Daniel Torres de Santa fe, o el Kevin Castaño que brilla en la selección.
Son cuatro piezas clave dentro de un andamiaje solidario que evidencia la evolución desde lo colectivo, la propuesta con base en una idea afianzada, y el trabajo, del que participan activamente el entrenador y su grupo de colaboradores.
En escala inferior, Sergio Palacios, posicionado como zaguero central, de 19 años, adalid de una zona que apenas permitió dos goles en los cinco partidos del invicto por liga, y si incluimos los de copa contra Bogotá, solo tres en siete encuentros.
Es decir, hay armonía en el funcionamiento, y la suerte tiende su mano. Once Caldas anda en racha, todo lo sale, está en los gloriosos, y hay que disfrutarlos, más en un campeonato extraño como el de esta temporada con históricos colgados, estando cerca de la punta, y con la clasificación a tiro de as.
Son ocho de ventaja sobre el noveno que es América, que suma 16 unidades, con seis jornadas por disputar (18) lo que indica que con los 24 actuales, estaría a cuatro teóricos de volver a los cuadrangulares después de un lustro cargado de sinsabores.
Quedan Pasto, Fortaleza y Junior por fuera, y en casa, Tolima, Santa fe y América, rivales para llenar el Palogrande, y seguir mostrándole a Colombia las bondades de esta plaza sobre un hecho puntual, y es que proporcionalmente la de Once Caldas es la mejor hinchada del país.
Hasta la próxima...