Todo el mal de Once Caldas, hoy bordeando peligrosamente los senderos de la B, con nueve partidos seguidos sin ganar, dos puntos de 15, y penúltimo en el casillero de la A, estriba en el error de haber sostenido el cuerpo técnico una vez finalizado el campeonato anterior.
Se perdieron dos meses, o quizá más, porque una propuesta diferente se pudo desarrollar desde finales del 2022. La larga hizo que los jugadores entraran en etapa de confort mientras el agua sucia caía sobre el entrenador, y poco se advirtió sobre niveles bajos, y comodidad.
El Once Caldas es cíclico, pasó con Bodhert y Corredor, ilusionaron; les extendieron el contrato, y después casi no los sacan, en ambos casos dejándolo pésimamente ubicado, sin trabajo de base, y con fisuras como institución deportiva, pese a su respaldo estructural.
Luego, otros episodios repetidos. Cuando se fue Eduardo Lara montaron a Paco Castro y Fernando Dortti, y tras dos derrotas seguidas (4-2 ante Junior y 2-1 con Quindío) optaron por cambiar, intentando recomponer sobre la marcha, y tanto el intermedio como el revulsivo resultaron un fiasco. Corredor llegó en la séptima fecha del 2021-I, y no pudo.
Igual que este año, cuando debieron cortar por los tres torneos sin clasificar, en aquella ocasión reaccionaron tarde, dejaron que la Liga arrancara frente al absurdo de la continuidad de Lara (puesto 15 con 17 puntos), y en la quinta jornada lo removieron del cargo.
Es decir, aguantan sin razón. Esta vez el “timonazo” fue en la cuarta fecha, una antes, y el escenario el mismo: interinidad. Los escogidos Elkin Soto y Fernando Dortti, y de nuevo doble derrota, 3-1 con Cúcuta por Copa, y 3-1 en el clásico de Liga.
Como si no aprendieran de las equivocaciones. Una situación similar se viviría ahora en caso de que designen estratega que, por demás, sería conveniente, razonable, y práctico habida cuenta el momento del club, y la urgencia de restaurar el proyecto.
Sin descalificar a Elkin, quien a propósito tiene buen discurso, y en sus palabras deja entrever conocimientos tácticos, pareciera que Once Caldas demanda, para dejar el atolladero, de un D.T. experimentado, de mano dura, que acabe con esa resignación interna.
Hay que salir de la crisis, y la manera es ganando, y ese verbo lo tienen olvidado, con una contribución tan escasa de quienes llegaron, que contradice abiertamente el concepto que nos formamos en el sentido de que se armó un plantel de categoría.
Dos cosas de los juegos recientes: 1-La actitud, triste ver a Once Caldas en semejantes dificultades y varios de sus integrantes aportando a cuentagotas, y 2-Si algo había, era trabajo defensivo (jugar a no perder era la premisa), y ese libreto lo descuadernaron.
Total, si el equipo es inexpresivo en ataque, basta con señalar que contabiliza tres goles (dos de penalti de Dayro y autogol de Johnny Vásquez) no se puede feriar atrás, la línea de tres no funcionó ante Pereira, y contra Cúcuta los suplentes no caminaron, y se recibieron seis.
De mal en peor, es el decir popular, a grandes problemas soluciones de fondo, y la elección de un orientador es prioritario, confiando que tengan plan B, con un hombre de carácter, que no huya a las responsabilidades, y que acepte que con este grupo puede clasificar.
Negro nubarrón, racha preocupante, pero hay tiempo, no dejen para cuando sea imposible, y decidan oportunamente. Lo que ayer era bueno (la nómina), hoy no puede ser malo, y todo apunta a que, con un técnico sapiente, ambicioso y con recorrido, se puede volver a sonreír.
Hasta la próxima...