Oportunidad de oro dejó escapar Once Caldas que, con una victoria sobre Alianza Petrolera, hubiera asegurado clasificación una fecha antes, y se hubiera puesto al lado del líder Águilas, en quizá, la más irregular, y técnicamente discreta liga de los últimos tiempos.
Emociones sobran, y cerrará esta fase con 13 equipos pugnando por las ocho casillas, sin ninguno plenamente afirmado, y con la posibilidad de que algunos grandes no participen, y hagan presencia varios clubes de baja monta, con planteles de mínima inversión.
La mediocridad es tanta, que Millonarios, de deslumbrante comienzo lleva siete juegos sin ganar, que el costosísimo Junior es puesto once, que el otrora inmenso Nacional cambió tres técnicos y es apenas octavo, y que Cali y Tolima –finalistas hace un año– están eliminados.
"A río revuelto, ganancia de pescadores" reza el refrán, y es lo que despliega Once Caldas, sobrevalorado por los resultados, sin una auténtica propuesta ofensiva, macizo en defensa, que suma, que no cautiva por su fútbol, y que mantiene incólume la opción de avanzar.
Tenía que salir a arrollar a los "petroleros" y se quedó corto porque carece de armas, porque con Piedrahita, Cardona y Celis en zona de creación, que es lo que monta Corredor, no tiene elaboración, y porque no desequilibra en las acciones de tipo individual.
Si a ello agrega desconcentración, esa que a los ocho minutos lo puso en desventaja, ni hablar, y volvió a ocurrir, doblaje por derecha, centro de Estefano y cabezazo de Saldaña contra el piso, para de nuevo tener que remar contra la corriente.
Es una historia repetida, y cuando llega al empate porque regularmente lo consigue, ahí queda todo, con un grupo sin talento ni resolución en la parte de arriba, y que ha sabido aprovechar las circunstancias, incluida la suerte, para conservarse en posiciones de privilegio.
Con argumentos reiterativos como el pelotazo aéreo al área, que pocas veces gana, o con los remates de afuera en distancia, que casi siempre terminan en las nubes, haciendo predecibles sus fórmulas, dándole vida a los rivales para saber cómo contrarrestarlo.
Además, una rara conformación del banco con un solo delantero –Gómez– forzando más adelante a que un lateral –Murillo– sustituyera al centro atacante –Valdes– interpretando de alguna forma el sentir del orientador, casado con determinados nombres.
Ni Barbaro –sin minutos durante el semestre– ni Méndez –enviado al cajón del archivo– cuentan en sus planes, y prefiere defensores ante la sanción de Del Valle, y porque duda de los ´pelaos’. Un joven entrenador, de otra generación, que obra como ‘viejito’.
Un puntaje muy alto para la demostración exhibida, aunque no sería extraña la clasificación, dado que Santa fe también es un cuadro limitado, y Once Caldas como visitante se hace fuerte por aquello de que sale a no perder, y hasta con un punto podría meterse.
Total, la campaña no pareciera el producto de un trabajo adecuadamente desarrollado, sino más bien la resultante de un proyecto madurado bajo principios de seguridad defensiva, en el que la parte ofensiva se deja a la liberalidad de sus intérpretes.
Cinco tantos en las recientes ocho salidas –nunca pasó de un gol por choque– y en ocasiones prevaleciendo el cero, es el balance que justifica lo dicho, frente a un hecho inescrutable, y es que el juego vistoso y efectivo no forma parte de este catálogo.
Final de película, con cupo para cualquiera, en una liga venida a menos por la ausencia de verdaderos dirigentes de fútbol, hoy remplazados por negociantes que priorizan intereses, con el convencimiento de que el billete está por encima de los títulos, y de la historia.
Hasta la próxima...