En un reciente discurso del presidente Gustavo Petro, en el que sugiere la posibilidad de extender su mandato por cuatro años más, ha desatado otra ola de incertidumbre y debate en el país. Aunque inicialmente había prometido no buscar la reelección, más allá de 2026, sus últimas declaraciones han sembrado dudas sobre sus verdaderas intenciones y han abierto interrogantes sobre la viabilidad y conveniencia de prolongar su Gobierno del cambio.
Petro ha destacado los supuestos logros de su Administración en diferentes áreas, desde la salud hasta la lucha contra la corrupción, argumentando que el progresismo merece continuar en el poder para consolidar estos avances y convertir a Colombia en una potencia mundial. No obstante, su ambigüedad respecto a si él sería el candidato nuevamente y su propuesta de un proceso constituyente que podría modificar las restricciones a la reelección, han generado preocupaciones legítimas sobre la salud de la democracia en el país.
Es crucial recordar que la democracia se sustenta en la alternancia en el poder y en la participación ciudadana y, la posibilidad de una reelección indefinida, aunque disfrazada bajo la retórica del progreso y la continuidad de políticas, podría deteriorar los cimientos de nuestra democracia y perpetuar una concentración excesiva de poder en manos de un solo líder político. Además, la falta de claridad sobre las reformas necesarias para garantizar una competencia electoral justa y equitativa, así como la ausencia de un debate abierto y transparente sobre el futuro político de Colombia, debilita la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas y en el liderazgo político.
La historia nos enseña que la concentración prolongada de poder en una sola persona o partido político puede tener consecuencias devastadoras para la democracia y los derechos individuales. Por lo anterior, es fundamental mantenernos vigilantes y críticos ante cualquier intento de perpetuar un gobierno sin tener en cuenta los principios democráticos básicos.
En lugar de buscar prolongar su mandato, el presidente Petro debería concentrarse en fortalecer las instituciones democráticas, promover la participación ciudadana y reflexionar sobre los mensajes contundentes que le envió la ciudadanía colombiana durante las masivas marchas del 21 de abril, donde se expresaron preocupaciones legítimas sobre temas como la seguridad, la justicia social y la protección de los derechos humanos.