Estas dos palabras se han convertido, a causa de este verano intenso, en conocidas y vividas. Los incendios pavorosos han reducido a cenizas miles de áreas y hasta parte de poblaciones que con horror han encontrado lo que fuera verdor y terrenos florecientes reducidos a polvo y ceniza. Parecía increíble el desértico panorama .
De inmediato surge el anhelo de reconstruir, de levantarse del golpe recibido por el mal uso que hacemos de la naturaleza. Se habla de tener que levantarse como el ave fénix y proseguir la vida con el sello de lucha, combate contra la adversidad y valentía para crear pinceladas de belleza desde la aridez que quema los pies.
Me transporta esta realidad a otra verdad: el “Miércoles de Ceniza” que hoy celebra la Iglesia en el mundo es un llamado a la realidad vital. La devastación puede llegar incontenible a nuestras existencias sin ser esperada, el fuego quemante del mal puede reducir a polvo y ceniza los deseos y realidades que se han logrado construir con los días y los años.
Radical y veraz la frase que a cada uno se le lanza: “acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”, ya que como anota San Pablo, este cuerpo y esta vida se diluyen, pero tenemos la oportunidad de reconstruir todo por medio de una acción que depende más de Dios que de nosotros y que se resume bien en otra frase dicha al trazar en nuestra frente la señal de la Cruz vital: “conviértete y cree en el Evangelio”.
Este caminar humano está sujeto a subidas y bajadas, luces y oscuridades, deseos y desganas, risas y llantos, proyectos y quebrantos, inicios y destrozos, salud y enfermedad, besos y traiciones, luz y tinieblas; a la vida le llega oscuridad, destrucción, ceniza, polvo. Pero con la Ceniza se inicia un camino de volver al brillo, a lo bello, a la restauración de la fe con el mejoramiento del comportamiento, la vuelta al hogar, el regreso a la fe en Cristo, que resucitado es la certeza de la posibilidad de arreglar la vida y la historia personal.
Cuaresma, 40 días para restaurar la vida con el más grande proyecto inaugurado por Jesus de Nazaret. Entra en este sendero.