No sé si a esta hora y día se ha recuperado la celebración de los Juegos Deportivos Panamericanos para su sede en Barranquilla, lo que sí sé es que en el año 1953 Manizales fue sede de un evento que reunió personajes de los cinco continentes; se trató del “Primer Congreso de la Vida Rural”. Manizales era aún ciudad pequeña, hasta el punto que muchos decían que era “un pueblo con inmensa Catedral”, sin tener en cuenta que esta raza se hizo grande en educación, cultura, trabajo, producción agrícola con la centralidad en el café y llegó a ser digna de su bella Catedral.
Al Congreso asistieron 600 delegados, se les consiguió buen hospedaje, magníficos sitios para deliberaciones, el estadio se llenó para algunos eventos; entre los asistentes se contaron importantes delegados del Episcopado de muchos países, ya que el Congreso fue convocado y realizado por la Iglesia Católica con el apoyo del Vaticano. Se aprovechó el certamen para resaltar el papel fundamental del sector agrario en el avance de cualquier país y cómo era importante elevar el manejo económico de la economía agraria. Colombia y en concreto Manizales sí pudieron realizar tan magno evento.
Sus conclusiones despertaron el interés del campo, ya que en parte las ciudades consumen lo que el campo produce: se habló de buen precio para la producción, buena vivienda y servicios primarios para el campesino. Colombia presentó como realización ejemplar las Escuelas Radiofónicas de Sutatenza, primera experiencia de educación por radio para el campo; todo esto llegó a ser acción cultural popular, presencia impulsora de la Iglesia en las veredas de Colombia. Se pudo realizar gracias a la unión de fuerzas, de líderes sociales que han llevado a Manizales y Caldas a ser parte modelo del país. Es tan creativa que ya el 17 de enero de 1929, años antes del Congreso, se inició la construcción de un cable entre Caldas y el Chocó, que por la guerra no fue posible llevarlo a buen final.
Gracias a este Congreso citado, algunos obispos de América latina quedaron con la inquietud de unirse en buen trabajo evangelizador y para 1955, con la complacencia papal, se creó el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano ). Comenzar año, buen motivo para recordar hechos positivos de nuestro terruño.