La deuda histórica de desigualdad social que tiene nuestro país ha llevado a que las instituciones educativas sean el primer contacto de muchos estudiantes con el internet y la tecnología. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –OCDE, en el campo y las regiones apartadas de Colombia ese panorama se profundiza y es la escuela la única forma de acceso a conectividad y computadores para dos de cada diez niños, niñas y jóvenes. Esto pone sobre la mesa el impacto que tienen la dotación y la innovación tecnológica educativa en el cierre de la brecha digital.
El acceso a las TIC como derecho y no como privilegio, es una de las mayores apuestas de transformación social y económica del gobierno de nuestro presidente Gustavo Petro. Los niños, niñas y jóvenes de Colombia deben tener las mismas posibilidades de aprender y desarrollar sus competencias a través de la tecnología, sin importar si su colegio es privado o público o si viven en una ciudad grande o en una vereda.
La entrega de 388 laboratorios de innovación educativa, por parte del Ministerio TIC y Computadores para Educar con una inversión de más de $13 mil millones, a igual número de instituciones educativas públicas en los 32 departamentos del país es un paso en la materialización de ese sueño de democratización de las TIC.
La integración de la tecnología en las prácticas de enseñanza y aprendizaje mejora el rendimiento y la capacidad de desarrollar competencias de los estudiantes, lo ha dicho la OCDE en diferentes escenarios. Para nosotros desde el Ministerio TIC, esa innovación tecnológica debe ser integral y adaptarse a las necesidades y características únicas de cada comunidad educativa.
Por eso además de los equipos tecnológicos, el programa contempla una oferta de formación que potencia el uso de los recursos. Cada laboratorio incluye impresora 3D, kit de ingeniería STEM, gestor de contenidos y una pantalla interactiva o un VideoBeam; además de cursos de apropiación digital para la comunidad educativa por medio de transferencia de conocimiento y entrega de un pack de recursos pedagógicos. Beneficiaremos a más de 270 mil estudiantes impulsando el desarrollo de sus habilidades en áreas como inglés, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas mediante prácticas de aprendizaje novedosas.
En mis primeros 100 días como ministra TIC he llegado a municipios como Palmira en el Valle del Cauca, Aracataca en Magdalena, Zipaquirá en Cundinamarca, Aquitania en Boyacá, Leticia en Amazonas y Andes y Jardín en Antioquia, para entregar laboratorios. Allí en el territorio, desde dónde se construye el cambio, hay cientos de estudiantes a la espera de oportunidades para desarrollar su conocimiento; niños, niñas y jóvenes que quieren aprender más y mejor. Y cómo dejar de lado a los rectores y a los profesores que son la fue te de conocimiento de la que se alimentan sus estudiantes; sabemos que ellos tienen mucho para enseñar pero les faltan herramientas para potenciar el aprendizaje de sus alumnos.
A ellos les digo: el cambio es imparable. Queremos igualar las oportunidades y que ustedes, igual que lo hice yo siendo una niña campesina, hija de un cultivador de cebolla y una profesora de escuela rural, sueñen en grande con la certeza de que todo es posible.
Con el rápido avance tecnológico el mundo requiere gen raciones más y mejor preparadas en temas de inteligencia artificial, analítica de datos, programación y blockchain, entre otros. Como país tenemos el deber de dar a nuestros estudiantes las herramientas necesarias para que desarrollen aprendizajes y habilidades que, a futuro, les permitan impa tar de manera positiva la sociedad.
Nuestros 388 laboratorios promoverán la consolidación de una sociedad digital para que los niños, niñas y jóvenes hagan del internet y de las tecnologías, instrumentos de cambio social. La innovación educativa a partir de las TIC y nuestro gran plan de conectividad, que tiene como meta al 2026 conectar de manera sostenible el 85% del país, serán clave para cerrar la brecha digital y transformar las regiones del país.