Alfonsina Storni la poeta y maestra argentina de origen suizo, quien escribiría en su poema ¡Adiós! “Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás. ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda es polvo por siempre y por siempre será!”. Luego de décadas dedicadas a las letras y tras una penosa enfermedad, decidió caminar lentamente hacia el mar de la playa La Perla en Mar del Plata, Argentina, para terminar voluntariamente con su vida, a quien Ariel Ramírez le escribiría “Y te vas hacia allá como en sueños, dormida, Alfonsina, vestida de mar” en la canción inmortalizada por Mercedes Sosa, Alfonsina y el Mar. En Colombia, uno de los suicidios más recordados fue el del Andrés Caicedo, quien luego de recibir el primer ejemplar de su novela ¡Que Viva La Música! termina con su vida el 4 de marzo de 1977.
Pero más allá de una equívoca visión romántica del suicidio, existen tragedias humanas que no solo acaban con la vida del suicida, sino que destruyen la vida de sus seres queridos y marcan la vida de sus allegados. El caso de Andrés Caicedo es un buen ejemplo de lo que hay detrás de muchos casos, un joven introvertido que tenía una vida entre conductas riesgosas, abuso de sustancias, problemas de salud mental mal atendidos y una identidad sexual difusa; un caso, quizá, como el de miles de jóvenes que creen que no hay otra salida sino el suicidio.
Al revisar las cifras de este fenómeno se puede observar que en el año 2021 se registraron 2.962 suicidios en Colombia, la mayor cifra de la historia. Según lo confirmó Juan Daniel Oviedo, ex director del DANE “en la última década el número anual de muertes por suicidio se ha incrementado en 44% en territorio nacional, si se tiene en cuenta que en el 2011 se registraron 2.053. Las 2.962 defunciones del 2021, además, son 7,8% más que las registradas en el 2020 (2.748) y 1,2% más que las del 2019 (2.927)”. Manizales es la segunda ciudad del país después de Pasto con el más alto índice de suicidios; según el informe de calidad de vida de Manizales Cómo Vamos, en el 2021 se presentaron 37 casos (95% hombres), 5 más que en el 2020.
¿Qué se puede hacer para prevenir el suicidio? Lo primero es identificar si una persona tiene una conducta suicida, la cual es consecuencia de eventos que se dan de manera progresiva que empiezan con la ideación suicida, con un aumento de la letalidad, hasta llegar un suicidio consumado. Esto se agrava cuando va acompañado de trastornos de la salud mental diagnosticados como depresión, ansiedad, o trastorno límite de la personalidad TLP. Algunos factores de riesgo son el consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas, suicidio de familiares, violencia y abuso sexual, o auto lesiones, entre otras, según es informado en el boletín de salud mental del Ministerio de Salud.
Una lucha contra el suicidio debe ser una tarea conjunta entre las familias, las instituciones educativas y los centros de salud. Una prioridad como sociedad debe ser proteger la vida de nuestros jóvenes y creer que no actúan por llamar la atención; un paso fundamental es identificar conductas de riesgo, comprender que la salud mental es tan importante como la salud física y demostrarles que la vida tiene siempre sentido, que en su camino nunca están solos.
Es nuestro deber evitar que una generación entera camine paso a paso hacia la profundidades del mar para morir entre el canto de las caracolas marinas, como lo hiciere Alfonsina Storni aquella mañana de 1938.