Este debe ser el cuestionamiento cuando se acerca la fecha de las votaciones y cuando vemos una baraja de precandidatos de donde posiblemente saldrá nuestro próximo alcalde de Manizales.
Cuando estamos con un grupo de amigos o familiares es muy normal hablar del tema político, sobre todo, en lo atinente a la Alcaldía de Manizales, que tanto ha dado de qué hablar. Y si les preguntamos si ya tienen claro por quién van a votar, es muy posible que lo único claro sea por quién no van a votar.
Hagamos un ejercicio simple, pero que vale la pena realizar. La empresa más importante que tenemos los manizaleños se llama Alcaldía de Manizales y debemos verla de esa manera por todo lo que significa para las personas que tanto amamos nuestra ciudad. Siendo la empresa más importante, debemos mirar entonces esta campaña electoral, precisamente como si fuésemos un “head-hunter” (cazatalentos) o una empresa de empleo, donde nos encomiendan seleccionar a su principal directivo o gerente, en este caso el cargo es alcalde de Manizales. Debemos definir cuál es el perfil del candidato ideal para ocupar ese cargo. En la definición, los invito a que establezcamos los requisitos mínimos que debe tener esa persona: primero, su formación académica; segundo, su trayectoria profesional o experiencia. Esa persona debe haber tenido ya un rodaje importante como gerente de una o de varias empresas por años, de tal forma que esa amplia experiencia pueda ponerse al servicio de la ciudad. Dicen algunos, que cuanta más experiencia tenga, es mucho mejor para el perfil buscado, pues podría dar más garantías y seriedad al cargo. Nos recomendaron que la inexperiencia les ha traído graves problemas, de allí la importancia del perfil trazado. Tercero, buen comunicador. No es buscar la persona que sea fuerte en redes sociales o que tenga más seguidores en Instagram, Facebook, Twitter o similares. Un buen comunicador es fundamental para ser el alcalde y no es solo saber expresarse, es lograr que los ciudadanos entendamos los objetivos de su plan de Gobierno, así como lo deberá recibir todo su equipo de trabajo. La coherencia entre el decir y el hacer es fundamental. Cuarto, con poder de resolución, o lo que es lo mismo, ser bueno a la hora de tomar decisiones. Un alcalde debe ser resolutivo y tener visión, además de ser capaz de delegar. Quinto, habilidades de negociación. De manera constante el alcalde debe interactuar con todos los sectores de la sociedad, y ser un buen negociador le permitirá desarrollar alianzas y relaciones poderosas que asegurarán una buena proyección para la ciudad. Sexto, inteligencia emocional. Cualquier directivo, en este caso el alcalde de Manizales, debe controlar su inteligencia emocional, ya que las emociones influyen precisamente en el pensamiento racional, y si la posee, podrá detectar conflictos, manejar situaciones de tensión y tomar decisiones de manera racional y no emocional.
Después de tener estos aspectos, tomémonos el tiempo de conocer la lista de los que a hoy suenan como precandidatos a la Alcaldía y preguntémonos a cuál contrataríamos para administrar esta empresa, así como los importantes recursos económicos que se administran. Con este ejercicio podremos descartar gran parte de los nombres allí relacionados, pues sabremos qué formación académica tienen, su trayectoria profesional, si nos genera confianza y credibilidad, saber cuáles son las empresas que ha gerenciado, conocer si ha sido parte de juntas directivas (no solo las del condominio o edificio donde viva), mejor dicho, es validar que sea una persona experimentada en cargos de primer nivel para entregarle a conciencia nuestro voto.
No podemos los manizaleños ser pasivos en las próximas elecciones; apoyemos a ese candidato que cumple con los estándares que requiere la ciudad, no podemos elegir por sustracción o por el que toca, sino por preferencia o por inspiración.
Ojalá los manizaleños tengamos esa lucidez que se requiere para escoger como próximo alcalde de Manizales a quien refleje estas virtudes. Son la respetabilidad, sensibilidad, experiencia, conocimiento e inteligencia los factores que no se pueden quedar en deseables, sino en hechos reales. Un alcalde no podrá solucionar todos los problemas de una ciudad en cuatro años, pero sí puede retomar el rumbo de lo que fuimos y somos como ciudad, ante nosotros mismos, ante la región, ante el país e inclusive ante el mundo. La situación de nuestra ciudad no está para elegir al menos malo, es un tema serio de presente y futuro para todos los manizaleños y para los que tanto amamos nuestra ciudad.