Este año recibimos el peso con una devaluación del 20%: a finales de 2022, el dólar marcaba $4,810. En lo corrido de 2023, una modesta revaluación del peso frente a la moneda americana coincide con una caída general frente a otras divisas. Algunos confunden una coyuntura, con la idea de destronar el rey dólar, argumentan que la tensión con una China ascendente y las sanciones por la guerra de Ucrania llevarán a un mundo multi-polar que reemplazará al dólar como divisa de reserva. Aunque hemos visto esfuerzos por desdolarizar desde 1973, cuando se acabó el estándar de oro, la verdad es que este sigue de líder, inclusive puede que su dominancia haya aumentado durante la pandemia.
Es clave entender lo que estamos regresando a la normalidad, las monedas tienden a apreciarse: si suben tasas de interés, se incrementa exportaciones o atraen más inversión, su moneda se aprecia. Estas normas se suspenden en periodos de extrema incertidumbre, donde los inversionistas priorizan preservar capital sobre los retornos. Los temores de la pandemia condujeron al dólar a su tasa de cambio más elevada de los últimos 20 años. Con el fin del Covid, menores utilidades corporativas incluyendo quiebras bancarias y un freno en incremento de expectativa de tasas, causó una leve devaluación del dólar. Las reglas generales ya no están suspendidas, ya pocos tienen tapabocas.
Es verdad que Brasil, Rusia, India, China y Sur África (BRICS) discutieron crear una moneda única con respaldo de oro. Rusia desde 2008 viene proponiendo la creación de una súper moneda con poco éxito. El mes pasado China convenció a Rusia, actualmente por fuera de la economía global, que usara el Yuan como moneda de referencia. El mismo anuncio lo habían hecho en 2009 y 2013 sin mucho efecto. Similares anuncios de Arabia Saudita, Francia y Brasil todavía no tienen transacciones. El hecho es que solo el 2% del comercio global se hace en Yuan, pero si quitamos las transacciones entre China y Hong Kong, este es tan solo 0,5%, de hecho, se hace más comercio en peso mexicano. Todavía están lejos de reemplazar el dólar.
Es verdad que el monto de reservas globales en dólares ha disminuido de 72% en 1999 a 59% hoy. Esto se debe a que muchos países ya no atan su moneda al dólar y que la comunidad europea tomó el Euro para comercio y reservas. Digan lo que digan, en abril de 2023, el 88% del comercio global fue en dólares, en las Américas fue más del 96%.
Por ahora, la dominancia del dólar por los menos durará varias décadas. Desde 2010, el dólar se ha apreciado 40% frente a una canasta representativa de monedas. Esta apreciaciónón fue particularmente fuerte respecto al peso colombiano, que desde el inicio de la pandemia ha perdido más valor que las monedas de Brasil, Perú, México y Chile.
Es difícil saber el destino de la tasa de cambio, algunos técnicos en DNP/Hacienda/ Ban Rep creen que el modelo de equilibrio cierra en $4,200 y que lo adicional es turbulencia. Otros en mercados financieros ven un cierre cercano a los $4,800. La verdad es que, frente al comportamiento del dólar americano, muchos se han quebrado apostando en contra de la resiliencia de la economía de EEUU. La volatilidad de corto plazo puede tener sentido, pero los fundamentales de largo plazo son fuertes.