El éxodo venezolano, estimado en 7,7 millones de personas o 25% del país, es el movimiento de migración más grande en la historia de Sur América. Iniciando el 2015 Colombia vio el incremento en migrantes de ese país en un 5.600% hasta el último dato de 2,8 millones a final del 2021. No es solo un fenómeno colombiano; Perú, México, Chile, Panamá, España y Estados Unidos tienen incrementos iguales o superiores en su población venezolana. En EE. UU. este fenómeno está cambiando estructuralmente la política, reduciendo las posibilidades de reelección de Joe Biden. En septiembre, por primera vez en la historia de ese país fueron detenidos más venezolanos que mexicanos tratando de cruzar ilegalmente.
En este momento el Gobierno debería estar organizando un gran plan de inversión para la zona de frontera con Venezuela. Una vez estructurado, el presidente debe socializarlo con las multilaterales y EE. UU. para que ayuden a financiarlo. Probablemente si se trabaja con la Organización Internacional para la Migración, más países podrían entrar. Colombia tiene la oportunidad de recuperar la relevancia que una vez tuvo en Washington, ojalá no la desaproveche. Independientemente de lo que ocurra en la relación bilateral entre Venezuela y EE. UU., muchos de los migrantes pasan el tortuoso camino del Darién porque tampoco encontraron oportunidades en Colombia. Al no poder estabilizar con inversión la economía de Venezuela, dada la compleja relación entre ambos países, la segunda mejor opción es invertir en Colombia.
Colombia ya cuenta con experiencia, dos planes del Pacífico, el diamante Caribe y el plan maestro de la Orinoquía, entre muchos. La idea sería construir una iniciativa que se enfoque en el empleo rural y urbano. Capital semilla para emprendimientos; créditos blandos para la expansión de empresas; inversión en vías primarias y terciarias, mejoras en acueducto, y distritos de riego. Teniendo en cuenta el gasto de US25.000 millones anuales en seguridad por su frontera con México, invertir en la frontera colombo-venezolana 5 billones de pesos es razonable. Más que una inversión, es un ahorro. El Gobierno de EE. UU. estima que, en los últimos 10 años y nueve meses, por el Tapón del Darién han pasado 540.000 migrantes. En los primeros 10 años fueron 140 mil personas y en los primeros nueve meses de 2023 fueron 400 mil. La consecuencia en septiembre fue el incremento de 21% de personas capturadas en migración ilegal, casi 218 mil en la frontera sur-oeste de EE. UU. De estos, 54.833 eran venezolanos, muchos más que los 22.090 mexicanos detenidos.
En paralelo, el gobierno de Maduro empezó a perseguir la banda criminal del Tren de Aragua, pero su emporio de tráfico de personas sigue operando. Mientras tanto, los venezolanos que logran emigrar a EE. UU. si son capturados allí muchas veces los mandan en bus a ciudades demócratas como Nueva York o Chicago. Esto está deteriorando el apoyo a los inmigrantes, aún en ciudades demócratas. Con Biden, en su aprobación más baja en la encuesta de Reuters-Ipsos de octubre, el número de personas que dijo que la inmigración es el principal problema en EE. UU. pasó de 8% a 14%. Curiosamente, la inacción colombiana estaría pavimentando el regreso de Trump a la Casa Blanca.