Cuando se anunció, en el 2018, que los Juegos Deportivos Nacionales del 2023 se harían en el Eje Cafetero surgió la ilusión de que además de la realización de las justas en la región, eso implicara que se pudieran tener no solo mejora de los actuales escenarios deportivos, sino también nuevas infraestructuras para la práctica de toda clase de actividades deportivas en las que se desempeñan muy bien muchos de nuestros deportistas, quienes se destacan pese a no contar con lugares apropiados para sus entrenamientos.
Así surgió la idea de construir el llamado Coliseo Multipropósito, que estaría ubicado en los terrenos en medio de los actuales coliseo Mayor y Menor de Manizales, pero que después fue descartada por los elevados costos que implicaba ($64 mil millones). Así, se acordó que el nuevo coliseo, con características más realistas y menores costos ($20 mil millones), se construiría en el sector de la Baja Suiza con aportes conjuntos, por igual cuantía, de la Alcaldía de Manizales y de la Gobernación de Caldas.
El pasado martes, en el Concejo, se vivió un bochornoso episodio en el que funcionarios de ambas administraciones públicas ventilaron de manera pública profundas diferencias en las que se evidencian incomprensiones que deberían ser resueltas en los espacios de planeación establecidos para la organización de los Juegos. La manera en que ocurrieron los hechos, según ha trascendido, obedecería más a trasfondos políticos y enemistades personales que no deberían traducirse en perjuicios para la ciudad y la región.
Alegando supuestos criterios técnicos, la Alcaldía asegura que el proyecto ya está en fase 3, lo que significaría que ya cuenta con todos los elementos para el cierre financiero y la entrega de recursos para comenzar su ejecución. De hecho, la semana pasada el Concejo aprobó vigencias futuras por $10 mil millones para las obras, pero desde la Gobernación se asegura que el proyecto aún no está en fase 3, que apenas está en un 40% y, de esa manera, no es posible acceder a recursos de regalías para aportar la parte comprometida. Así, la ejecución de la obra se mantiene en el limbo.
Todo indica que, como están las cosas, no sería posible concretar ese escenario para los Juegos Deportivos del año entrante, y las competencias previstas allí tendrán que ser reubicadas a otros lugares. Además, ese sueño de tener, al menos, un nuevo centro para las actividades deportivas en la región se quedaría sin concretarse por negligencias y peleas incomprensibles entre funcionarios públicos. Ojalá que pudieran llegar a acuerdos sensatos y que, finalmente, pongan los intereses de la ciudad y la región en primer lugar.
En redes sociales desde la Gobernación señalan que siguen firmes con el compromiso de aportar los recursos previstos y que esperan que el proyecto se ponga a tono con las exigencias técnicas para hacerlo para asegurar los recursos. Lo que se necesita es que ambas administraciones se sienten a analizar los ajustes necesarios y hablar un mismo lenguaje frente a esta importante decisión, de tal manera que se les cumpla a los caldenses y manizaleños con las expectativas sembradas. Tenemos la responsabilidad de mostrar que podemos sacar adelante la gran oportunidad que se nos dio de ser sede de esos importantes juegos.