Cuatro días después de conocerse la inyección de $99 mil millones más, aportados por el Gobierno Nacional para financiar las obras del Aeropuerto del Café (debido a los sobrecostos del acero, concreto y asfalto, entre otros), con lo que el costo ascendería a $631 mil millones, también se supo de la salida del gerente del patrimonio autónomo del proyecto, el general retirado Gonzalo Cárdenas Mahecha, quien le había impuesto varias multas al contratista por incumplimientos en el cronograma de obra.
Actualmente se ejecuta el contrato firmado por la firma española Obrascón Huarte Lain Amodio (OHLA), encargada del movimiento de tierra en la fase 1, por $141 mil 108 millones 730 mil 419, además de la instalación de drenajes y canalización de redes de alta tensión, entre otras, tareas en las cuales se tiene apenas un avance del 12,98%. En lo relacionado con el movimiento de tierras, específicamente, se cumple apenas con un 32% (636 mil 845 metros cúbicos de tierra), cuando su compromiso a marzo pasado era llegar a los 2 millones de metros cúbicos.
Lo más complejo es que el contratista tiene ahora la intención de terminar el contrato, por lo que llama falta de garantías, e incluso ya tramitó un recurso ante la Cámara de Comercio de Bogotá en busca de lograr ese objetivo. Además, una sanción más al OHLA podría llevar a la caducidad del contrato y a que sus demás proyectos en el país (con Invías, IDU, Ecopetrol y la Agencia Nacional Inmobiliaria Virgilio Barco para construir la nueva Sede del Centro de Memoria Histórica) se vean perjudicados. Lo mejor sería llegar a acuerdos para que se retomen los trabajos y no aplazar más este proyecto, que el año pasado volvió a arrancar generando grandes esperanzas a los caldenses.
La explicación que se ha dado acerca de la salida de Cárdenas es que se pretende darle un aire a la relación con los contratistas, con el propósito de lograr que la ejecución de las obras continúe y se cumpla con lo pactado. Al parecer, el saliente gerente era demasiado estricto en las exigencias y las relaciones ya no estaban siendo constructivas. Ojalá que esta decisión del Gobierno Nacional permita que el contratista retome seriamente sus responsabilidades y que pronto se despeje el camino para que los demás procesos licitatorios, relacionados con la construcción de la pista en sí y del edificio de la terminal aérea, sigan adelante sin causar nuevos perjuicios.
Es posible revisar las razones expresadas por OHLA para no estar al día y ver su pertinencia, como en el caso de la ola invernal y del retraso en la entrega de las zonas para depositar la tierra sacada de la zona del proyecto. Haciendo tales revisiones y ajustes en el cronograma, es un imperativo retomar los trabajos con la velocidad y calidad necesarias y avanzar hasta cumplir los compromisos asumidos.
Sería el colmo que después de contar con los estudios técnicos que avalan su viabilidad y de tener los recursos de financiación necesarios para su ejecución, Aerocafé tropiece de nuevo y se vea paralizado sin razones serias valederas. Este es un sueño de los caldenses que no se puede dejar enredar con nuevos obstáculos. Hay que lograr que el oxígeno que se le da rinda sus frutos y que OHLA ejecute bien y a tiempo los trabajos contratados.