Vivimos por estos días una verdadera carrera por la obtención de una vacuna efectiva y segura contra la covid-19. Cada día sale una novedad acerca de avances en diferentes lugares del mundo alrededor de este desafío, que ha llegado a compararse con la carrera por la llegada a la Luna, en la década de los 60. Son cerca de 140 proyectos de este tipo en diversos centros científicos. Lo más reciente es que la Oficina Estatal China de Propiedad Intelectual aprobó la primera patente de una candidata a vacuna contra esa enfermedad, que podría ser producida masivamente muy pronto, luego de haber sido probada desde junio pasado en el Ejército de ese país.
Según la revista The Lancet los resultados de la segunda fase de los ensayos clínicos de esa vacuna demostraron que es segura e induce respuesta inmune contra el coronavirus, pero aún faltan pruebas fundamentales. Igual ocurre con la famosa Sputnik V, de Rusia, que en un mes comenzará su aplicación masiva en ese país, según el Centro de Microbiología y Epidemiología Gamaleya. Mientras que se terminan los estudios pendientes, que pueden necesitar seis meses para completarse, la vacunación será voluntaria.
En India, Europa y los Estados Unidos se desarrollan otros estudios muy promisorios en la misma dirección. De hecho, el proyecto de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, parece ser el más consistente, y con AstraZeneca tienen ya avances bastante significativos para una producción en serie de la sustancia que bloquearía la acción del nuevo coronavirus, y permitiría que el mundo regrese a la normalidad. Para América Latina ya se sabe que la producción se ejecutaría en laboratorios de México y Argentina, y que su precio sería bastante razonable.
Ahora bien, el paso de la vacunación en masas podría darse durante el primer semestre del año entrante, no antes. Aunque hay quienes tienen exceso de afán para lograr resultados. De hecho, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está presionando a fabricantes de medicamentos para que desarrollen una vacuna en tiempo récord, con la idea de lograr 300 millones de dosis antes de enero de 2021. Moderna Inc., Eli Lilly & Co. y Pfizer Inc. avanzan en esa tarea. Obviamente hay intereses políticos y económicos de por medio.
En ese sentido, es destacable que el Gobierno colombiano asegure que ya cuenta con una estrategia de vacunación con un modelo de priorización, en el que los mayores de 60 años (6,8 millones de colombianos), las personas con comorbilidades (6,7 millones) y los trabajadores de la salud (800 mil), estarán en primera fila. Otros 30 millones de personas también serían vacunadas, de manera adicional. No obstante, lo fundamental es que se tenga la certeza de adquirir la mejor vacuna, la más efectiva y segura, y con precios que garanticen la más alta cobertura.
Sin embargo, no solo es un asunto de vacunas. Los medicamentos y tratamientos que puedan concretarse para enfrentar la enfermedad es algo que también requiere avances, y en ello Colombia debe estar a la expectativa para aprovisionarse de los fármacos que sean más eficientes y cuyos precios permitan coberturas más amplias. Si la carrera científica les corresponde a las grandes potencias, un país como el nuestro sí debe aspirar a estar en primera fila para adquirir vacunas y tratamientos y ponerlos a disposición de los ciudadanos.
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